Sainte Chapelle
¿Cuántas veces os habremos podido decir que París se pasea, se vive, se siente?. Infinidad de ellas. Sin embargo cuanto más lo escribimos, y más os lo queremos transmitir así, mucho más cierta nos parece esa manera de decirlo. Porque en París no hay otra manera. No hay más remedio que pasear, que vivir y que sentir. La magia de todo estriba en que cada paseo, cada vida y cada sentimiento, será lo que nosotros queramos. Lo que nos va a deslumbrar de París no es el París del mundo, sino nuestro París, el que nosotros andemos,el que nosotros vivamos y el que nosotros sintamos. Tiene que haber un París para cada uno, intransferible, característico, personal. Un París en el que todo quepa, en el que nada sobre, en que todo quede, en el que nada falte....
Cuando la magia os ayude a conformar ese París que reconoceréis como vuestro, y de nadie más, seguro que en algún hechizo, o si acaso en el fondo de algún brebaje, aparece la Sainte Chapelle. Seguro. Tiene que aparecer. Seguro. La Santa Capilla son esos lugares que uno quiere recordar de París. Olvidemos la arquitectura, el arte, las leyendas y la historia, querréis recordar la Sainte Chapelle porque será perfecta para vuestro París. Entrad en ella, dejad que ella gire en torno a vosotros, permitiros la sorpresa que será la que deje paso a la magia....y ahí está, un rincón más de vuestro París. En París, no obstante y como en casi cualquier rincón del mundo, vale la pena recorda que casi nunca es el donde, ni el cuando, casi siempre es él quien...
Historia de la Sainte Chapelle
La historia de la Sainte Chapelle empieza atrás, muy atrás en el tiempo. Tenemos que dirigirnos y detenernos en el lejano año 1237. En este año el rey francés Luis IX va a recibir una carta de el último emperador de Constantinopla que sin poder soportar más la ruina económica que pende sobre él, le ofrece venderle, ni más ni menos, la corona de espinas que llevó Cristo. La devoción y la espiritualidad del rey francés preceden incluso su nombre, con lo que accedió a la compra de esta reliquia. Dos fueron las reliquias que terminó por adquirir por la nada despreciable cantidad de 135.000 libras. La cantidad es desmesurada, pero poniéndola en contexto, tras esta venta había un interés y una necesidad que probablemente si pudieras cuantificar, excedería en mucho esta cuantía. El rey quería de esta manera, llevar a Francia al más alto valor religioso y con el mismo ansia que guiaba este fin, aspiraba a convertirse en la luz que guiará al mundo cristiano.
Volviendo a las reliquias. La Corona fue traída de Troya y a Sens la llevó el rey en peregrinación que, por cierto, realizó descalzo. Una vez en París, la corona fue depositada en la capilla de San Nicolás del Palacio Real. Y aquí surge la necesidad de levantar una nueva capilla en la que custodiar estos tesoros.
La orden de construcción se dió en 1238 y los últimos detalles se colocaron el 25 de Abril de 1245. Tan sólo un día después sería inaugurada por el enviado del Papa, Eden de Chateauroux. La capilla inferior fue consagrada a la Virgen por el arzobispo de Bourges, Pierre Berruyer.
La historia de esta capilla no se va a ver exenta de vicisitudes y de momentos complicados e incluso devastadores. Dos incendios harían pasto en ella, uno en 1630 y el otro en 1776, los vitrales de la capilla baja fueron arrasados por la crecida del río Sena en 1690. La mano del hombre no iba a ser menos, la Revolución, el poder que suponía, identificó a la Iglesia como un símbolo de la religión y de la realeza...un símbolo, en estos momentos, a derribar: la capilla fue despojada de sus tesoros,sus estatuas (muchas de ellas) fueron desfiguradas, el mobiliario de la capilla alta desapareció y el relicario fue fundido. Como si realmente se hubiera obrado el milagro, la corona de espinas no sucumbió ante los ataques de la furibunda Revolución. Fue enviado a Notre Dame y así la Sainte Chapelle perdió su originaria función. En 1803, fue convertida en un lugar de archivo.
La historia de la Sainte Chapelle es casi, casi, la historia de un joyero, sin embargo no hay ningún dato en el que podamos soportar la autoría de la capilla. A falta de datos la historia ha ido dando por cierto que Pierre de Montreril es el dueño de esta obra.
Arquitectura
La Santa Capilla fue construida a modo de relicario. Pero no un relicario que cumpliera con los caprichos y las vanidades de un rey, sino como un relicario que debía albergar valiosas reliquias.
Sainte Chapelle es una Iglesia que pertenece al estilo gótico radiante. Y muy pocos adjetivos se acercan tan certeramente al sentido de esta capilla como ese, radiante. En este caso, la luz es el eje, el centro, el engranaje perfecto en torno al que todos los elementos, tanto los decorativos como los constructivos, tienen sentido.
El diseño de esta Iglesia es pequeño en proporciones, máxime aún si lo ponemos en comparación con los monumentos que se erigen no lejos de ella. Pero si algo la va a volver grande no serán en esta ocasión los metros, sino lo original de su diseño y el valor con el que fue levantada. La Sainte Chapelle tiene 36 metros de largo, 17 metros de ancho y 42,5 metros de alto. Su techo es de pizarra y en él domina y se alza al cielo una gran aguja de cedro de 33 metros, sin duda una de las obras maestras del gótico.
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Comienza tu viaje en BuendíaLa Iglesia se divide en dos plantas. En la capilla inferior, el espacio se dividió en tres naves, la central más ancha que las laterales. La sensación de ligereza viene de las columnas que actúan como soporte. Veremos dos tipos de columnas, unas azules, decoradas con la flor de Lis, símbolo de los Borbones, y otras rojas, decoradas con castillos de oro, símbolo de la Corona de Castilla. Este último caso es en un homenaje a la madre de San Luis, Blanca de Castilla. Con este piso inferior lo que la arquitectura consiguió fue no sólo cargar con el peso del superior, sino, además, aliviar los empujes de este.
La capilla superior tiene una sola nave y en ella los muros han sido sustituidos por vidrieras. Estas vidrieras están divididas en cuatro lancetas y se ven rematadas por un rosetón sixobulado y dos rosetones cuatrilobulados.
La Sainte Chapelle está considerada una de las joyas del arte gótico y en esta dirección se mueve siendo, más que monumento, auténtico emblema de este estilo.
Capilla inferior Sainte Chapelle
Esta capilla inferior de la Sainte Chapelle es la menos conocida de las dos y quizá la menos vistosa ( ni la una ni la otra, por cierto, le restan valor) está dedicada a la Virgen María y no hay manera de pasar esto por alto pues a la entrada de la Iglesia ya nos encontramos con su figura, no hay manera de entrar sino es ante su presencia y bajo su mirada.
Esta era una capilla que, en su origen, tenía el paso abierto para la gente común y para la gente que trabajaba en el servicio del Palacio.
Son varias las cosas que en esta capilla nos van a llamar la atención. En primer lugar, probablemente nos llame la atención su altura, pues confiados en que entramos (y así es) en un emblema del estilo gótico puede que entremos dispuestos a encontrar alturas y baños de luz celestial que nos muestren la puerta que comunica un mundo con otro. Pero no. No aquí. Esta es una dependencia baja, de 6,60 metros, intentando ser lo más exactos posible.
Las paredes están cuajadas de arcos de medio punto y decorados con los doce medallones de los apóstoles. La decoración a varios colores con que está capilla está revestida, es realmente muy rica.
Y luego, luego está su techo, su bóveda. Vamos a decir su techo abovedado plagado de puntos de luz que aquí no son estrellas, sino flores de lis y de un color añil que nos ponen, aún a baja altura, un cielo que contemplar, un bonito cielo estrellado de color azul y oro. Este techo, en esta Iglesia, soporta todo el edificio.
De esta representación del cielo, debemos ir al extremo opuesto, al suelo de la capilla. En este lugar están los sepulcros de algunos de los sacerdotes y tesoreros que pasaron por la Sainte Chapelle.
Antes de irnos, podremos contemplar el fresco de La Anunciación, mural que pasa por ser uno de los más antiguos de la ciudad pues es del siglo XIII.
Capilla superior Sainte Chapelle
Una escalera de caracol nos lleva desde esta capilla inferior hasta la capilla superior. El poder subir al piso superior desde una de las esquinas de esta nave es algo relativamente actual. Si pudiéramos viajar a los años en que la capilla comenzó su andanza, podríamos ver que el rey y su séquito tenían un acceso directo, de modo que no tenían que mezclarse ni tenían que ser vistos por nadie.
Ahora si. En este instante podemos recuperar esa sensación con la que entramos de ir a ver construcciones que osadas y desafiantes buscan incansables alcanzar el cielo.
Fue esta capilla superior la que se pensó para que desempeñara la función de cofre de las reliquias. Y esta sola razón fue suficiente para que aquí se desplegará toda la artillería necesaria para retener a base de materiales terrenales, toda la gloria divina que por aquel entonces se buscaba. Luz, color, espacio, sensaciones, pura fe....lo que hiciera falta.
Aquí, y si hay algo sobrecogedor quizá sea esto, aquí no podía haber lugar para los muros, por lo que fueron sustituidos por vidrieras, ni más ni menos que 600 metros cuadrados de vitrales en una sola nave de 20 metros cuadrados. ¿ Cuántas manera mejores puede haber de “secuestrar” en este mundo, en París, un trozo de la divinidad debida a otro mundo?.
Sobre cada una de las columnas que marcan y delimitan los vitrales hay una estatua de cada uno de los doce apóstoles.
Las vidrieras de la Sainte Chapelle
Puede ocurrir que recorriendo París, cegados por la magia de Notre Dame, olvidemos perdernos en este edificio....estaríamos olvidando de esta manera una de las joyas góticas del mundo medieval.
En Sainte Chapelle hay 15 vidrieras de 15 metros cada una. Sus cristales cuentan historias bíblicas que podemos encontrar en el Génesis, en el Éxodo, en El Libro de los Números, en el Libro de los Reyes, el Deuteronomio, Daniel, Ezequiel, Jeremías, Tobías, Esther, Job e inclusive Judith.
De la misma manera que se representan diversas historias bíblicas, también está en estas vitrinas representada la historia de las reliquias.
La vitrinas pueden leerse de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo.
De todas las vitrinas que podéis ver en esta capilla, las dos terceras partes aún son las que se colocaron aquí en un primer momento.
Lo que se pretendía con las vitrinas era crear un ambiente que avisara y que diera la alerta de lo que allí había contenido. Tenía que poder mostrarse el misticismo y la divinidad en todas las esquinas, en todo el espacio...aire de la capilla incluido. La colocación de estos cristales en la Capilla del Rey son los encargados de producir este efecto. En este punto, lo que desde Buendía os aconsejamos, desde la más tremenda humildad, es que subáis y os detengais en la capilla , que elevéis la vista y que permitáis que la capilla gire sobre vosotros, persiguiendo el ambiente, la luz y las sensaciones que la luz produce al traspasar cada cristal. Dejad que los colores azul, rojo y amarillo que bañan la capilla con cada rayo de sol y a pesar de cada sombra os cuenten lo que nosotros no podemos. Porque en Buendía os podemos decir que los colores que predominan son, efectivamente el rojo, el azul y el amarillo, pero no os podemos narrar la luz de esos colores. En este punto sólo os podemos pedir que subáis a la capilla y que aquí os detengáis....
Ubicación de la Sainte Chapelle
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Sainte Chapelle
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8 Boulevard du Palais
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Detalles
- 9:00 a 17:00 h - Todos los días - 2 Enero a 31 Marzo
- 9:30 a 18:00 h - Todos los días - 1 Abril a 31 Octubre
- 9:00 a 17:00 h - Todos los días - 1 Noviembre a 31 Diciembre
- General: 8,50 €
- Tarifa reducida: 6,50 €
- Menores de 13 años
- Personas con discapacidad y su acompañante
- Primer domingo de cada mes de Enero a Marzo y de Noviembre a Diciembre
Horario
*El último acceso que se permite es media hora antes del cierre
**De mediados de mayo a mediados de septiembre permanecerá abierta hasta las 21:30
Precio
Gratis:
Cómo llegar a la Sainte Chapelle
- Parada: Cité
- Paradas: Cité - Palais de Justice y Pont Saint-Michel - Quai des Orfèvres