Jardines de las Tullerías, el Oasis de París

El Jardín de las Tullerías nació como parte del Palacio de las Tullerías, y lo mandó construir Catalina de Médicis a mediados del siglo XVI. Se creó entonces un vasto, enorme y muy adornado jardín de estilo florentino. La palabra tullerías hace referencia a la fábrica de tejas que se encontraba en este lugar siglos atrás. Con Luis XIV reinando, el jardín se rediseñó en estilo afrancesado –obra del célebre jardinero real André Le Notre- para abrirlo a la gente de la alta sociedad. Durante muchos años, estos Jardines de las Tullerías fueron escenario de grandes recepciones, hasta que el palacio y sus jardines cayeron en el abandono tras el traslado de la corte a Versalles.

Con la Revolución Francesa, los Jardines de las Tullerías pasaron a ser un lugar público para luego ser reconvertidos en estilo neoclásico, acorde a los parámetros estéticos del XIX. Posteriormente, el Palacio fue destruido por un incendio provocado por La Comuna de París.

Napoleón hizo que los jardines quedaran unidos al Museo del Louvre, recobrando parte de su pasado esplendor. Durante la I y II Guerra Mundial los jardines fueron muy afectados, pero con el paso de los años se restauraron siguiendo el diseño original de Le Nôtre. Además, se les incorporó la Pasarela Solferino que los une con el Museo de Orsay.

Qué ver en los Jardines de las Tullerías

Hay muchas cosas que ver en los Jardines de las Tullerías y del Carrusel, que representan 28,6 hectáreas de historia y de paseos, parte de una zona declarada Patrimonio Universal de la UNESCO ubicada a orillas del río Sena. Aquí, por ejemplo, se lleva a cabo una parte de la Fashion Week de París todos los años. Y de junio a agosto tiene lugar La Fête des Tuileries, una feria tradicional de verano que se celebra todos los años y que incluye atracciones clásicas como tiovivos, coches de choque, trenes del terror, sillas voladoras y montañas rusas.

La entrada es gratis y es una excelente opción si no sabes qué hacer en París con niños. Además, hay puestos de comida con las clásicas crêpes francesas, helados, algodón de azúcar, etc. Y junto a la histórica Plaza de la Concordia hay una inmensa noria que ofrece unas inmejorables vistas del lugar.

En el Jardín de las Tullerías también podremos visitar el Museo de la Orangerie, una excelente opción si queremos incluir dentro de nuestro viaje una visita a uno de los museos de París. En una punta del jardín también encontramos el Arco de Triunfo del Carrousel, mandado construir por Napoleón tras la victoria de Francia en la batalla de Austerlitz de 1805.

Es difícil estar disfrutando de unos días en París y no pasar por los Jardines de las Tullerías. Por tanto, la visita a este jardín, el primero que tuvo carácter público en la “ciudad de la luz”, es una de las mejores cosas que hacer en París, en cualquier época del año. En este espacio siempre encontrarás turistas recargando pilas, echando un vistazo al mapa de la ciudad y a los lugareños charlando, leyendo o paseando entre hileras de árboles y  de esculturas de Rodin o Giacometti, entre otros.

Allá donde fueres, haz lo que vieres. Siéntate a admirar el paisaje, a ver la gente pasar, a descansar y desconectar, a disfrutar su hermosa naturaleza. O si lo prefieres, da un paseo entre esculturas de grandes artistas de la historia, mientras los típicos edificios parisinos, con sus tejados grisáceos, te rodean y te envuelven en ese ambiente mágico que sólo te lo da la capital gala. Eso sí, sus avenidas, llenas de árboles, y repletas por estatuas, adquieren un mayor esplendor en primavera, cuando las flores relucen.

Por otro lado, un rato de relax en este lugar actividad perfecta para hacer con niños en París, ya que aquí pueden jugar y divertirse al aire libre. Además, el jardín cuenta con tres restaurantes donde se puede tomar algo durante todo el día.

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