Iglesia de la Madeleine
Recorrer París y hablar de París tienen una nota inconfundible en común: no te cansas de hacerlo. En el primer caso porque es imposible descubrir tanto la ciudad que nos demos por satisfechos. No puede ser. París es una ciudad que fue, que va y que siempre irá, un paso (un paso largo) por delante nuestro, dejando en esa ventaja rastros, recuerdos y momentos que nos mantendrán siempre en los caminos y en el horizonte de París. Imposible.
Empezar a recorrer París es un viaje interminable, porque cuanto más conozcamos París, más nos conocerá París y menos nos dejará marchar. Eso si, atraparse, dejarse atrapar, y rendirse a la conquista de la ciudad, es una condena que podemos firmar sin pena, pues nunca en una condena saldremos tan triunfantes. En el segundo caso, en hablar de París, es imposible cansarse. No es igual que recorrer sus calles, pero caemos inevitablemente presos de su magia, estemos, en este caso, donde estemos. Hablar de París es intentar contagiar al que te oye (y te lee) de lo especial de esta ciudad. Es, al mismo tiempo, traer la ciudad a nuestro alrededor, permitir que la ciudad llene, uanque sea un poco, nuestros días. Desde Buendía hablamos de París y os contamos sus historias convencidos del éxito de nuestras palabras, y recorremos la ciudad, sabedores que los grandes espacios y los singulares rincones de la ciudad, serán amantes y carceleros al tiempo. Uno de estos espacios que recorremos desde Buendia Tours es la Iglesia de la Madeleine. La Iglesia de la Madeleine tiene una peculiar cualidad: nos hará sentirnos pequeños cuando ya habíamos asumido que hacerse grandes en París es crecer a la sombra de gigantes. Cuando ya creíamos que nos habíamos sobrecogido, seremos de nuevo pequeños bajo esta Magdalena que hoy conocemos.
Hoy os contamos la Iglesia de la Madeleine, pero la mejor parte de esta narración, saldrá de recorrer la Iglesia de la Madeleine. Ibamos a decir que nos íbamos a París, pero sabéis?, creemos que es mucho más justo decir que, en Buendía Tours, nos quedamos en París, no nos vamos, os esperamos aquí. No tardéis, o tardad cuanto necesitéis, aquí os seguiremos esperando. En París.
Historia de la Iglesia de la Madeleine
La construcción de la Iglesia de la Madeleine no se remonta a episodios y a años tan lejanos. Fue por el año 1764 cuando se dieron los primeros intentos, y decímos primeros porque no iban a ser estos los definitivos. Por estos momentos era Pierre Constant d´Ivry quien estaba al frente. Decíamos que no iba a ser este el momento de la construcción, por mas que la idea se diera en este instante, porque la Revolución Francesa iba a cruzarse en la historia de la Iglesia e iba a detener, al tiempo que detenía el aliento de parte del país, las obras de la iglesia. El parón se dio entre los años 1790 y 1805.
Cuando las obras se inician, se inician desde cero, y desechando prácticamente todo lo hecho hasta el momento. Esta época de construcción, es la época del emperador Napoleón,y será, en este caso, Pierre Alexandre Vigoli. En estos momentos no se estaba buscando levantar un templo, si no un monumento a la gloria del ejército. Cuando se terminan las obras, en un primer instante, de hecho, el templo va a recibir el nombre de “Templo a la Gloria del Gran Ejército”. La primera idea se vio truncada, o mejor quizá, sustituida, cuando se termina la construcción del Arco del Triunfa, que va a ser el monumento que recuerde la gloria de la armada. En 1842, comienza la última andanza de este templo, el viaje que lo convertirá en la Iglesia de la Madeleine. Así llega a nuestro día este templo, sin cruces, campanarios ni señales que anuncien su existencia. Pide así su sitio en la ciudad de París como Iglesia dedicada a Santa María Magdalena, una importante discípula de Jesucristo.
Arquitectura de la Iglesia de la Madeleine
París es una ciudad mágica, inmensa, capaz de todo, pero de momento, que sepamos no puede trasladar a nadie a rincones distintos del planeta, así que París no os está envolviendo con truco de magia alguno, ni vuestros ojos os juegan una mala pasada. Seguimos en París y si, el templo, recuerda de manera asombrosa a la Grecia, incluso a la Roma de tiempos pasados. Tampoco vayamos a pensar que es tan rara la referencia a otros momentos. Estamos atravesando uno de los tramos más importantes del período neoclásico. Puro período neoclásico en París, enclave político del momento. No es raro por lo tanto que se buscara en estos años inspiración en las formas más clásicas. Aquellas que ya habían inspirado y recompuesto grandes períodos pretéritos.
La Maison Carree de Nimes, es el patrón que sigue la Iglesia de la Madeleine.
En la fachada principal culminando el acceso desde lo más alto, hay un gran frontón,y, en el interior de éste un relieve de Henri Lemaire. Aquí esculpida dejóel autor su obra maestra: Jesucristo se encuentra en el centro de la obra, a la izquierda y suplicando por la redención de los pecados de los condenados está la Magdalena y, a la derecha el ángel que acaba de hacer sonar la trompeta que anuncia el juicio final.
Colosal, dentro de la magnificiencia de la Iglesia de la Madeleine, nos flanquea el paso una gran puerta, única en su género y fruto de la mano de Triquesti. La puerta está fundida en bronce y representa los mandamientos de la ley de Dios. Vale la pena detenerse un momento para observar los relieves y para admirar la colosal entrada.
Continuando la visita al exterior del templo, podemos ver que el los planos originales se planearon dos galerías. La de la derecha está orientada a los bulevares y en ella hay catorce nichos con sus catorce estatuas, entre ellas la de Santa Teresa, la de San Francisco de Sales. La de la izquierda tiene también otras catorce estatuas. En una y en otra trabajaron grandes escultores del momento.
Interior de la Iglésia de la Madeleine
Desde el exterior y por la acción del tejado a dos aguas del templo, no podemos darnos cuenta, pero una vez dentro veremos que, en la única nave, son tres las cúpulas que se abren bajo el cielo de París. La importancia de ellas no es pequeña, pues son sus óculos la principal fuente de luz de la Iglesia.
Pero puede ser que en vez de posar los ojos en las alturas, al menos de momento, éstos se nos vayas hacia el conjunto que representa la Asunción de la Magdalena. Esta escultura está en el altar mayor por lo que allí nos dirigiremos para observar la obra de Charles Marochetti. Aquí lo que se nos dejó fue el ascenso de la santa al cielo, ayudada por dos ángeles. En este mismo altar, está también ubicado el importante fresco “La historia de la Cristiandad” de Jules-Claude Ziegler. Este que vemos aquí es el único fresco de la ciudad en donde se puede ver a Napoleón ataviado con su traje de coronación junto a Cristo, María Magdalena, los apóstoles y quienes, de manera más relevante fueron contribuyendo y marcando con ello el camino del cristianismo.
Otra de las obras a contemplar, cuando paseemos por el interior de la Madeleine, es la que lleva por título “El bautismo de Cristo” de François Rude.
Este interior, os podemos asegurar, no os dejará indiferentes, sobre todo por la iluminanción , que, sin duda, juega a favor de las esculturas, dando un efecto dramático que parece inspirar la espiritualidad de los conjuntos aquitectónicos de la Iglesia de la Madeleine.
Hay, en este interior, otro elemento importante. Otro elemento que ha transcurrido por los años ganándose nombre y relevancia por sí mismo. Un elemento que transitó el tiempo, marcando, literalemente, su propio son: el órgano.
El Órgano de la Iglesia de la Madeleine
Considerado uno de los más importantes de París, es también una de las piezas más relevantes de la Iglesia de la Madeleine. Es obra de Aristide Gaville Coll. Este instrumento contaba en su origen con 48 juegos. A día de hoy, fruto del trabajo sucesivo en el, tiene 60 juegos y consta de 4426 tubos.
El órgano de la Iglesia ostenta, a título propio, el rango de “Monumento Histórico”.
La instalación de tal órgano data del año 1846 y desde entonces han sido mucho los organistas que han hecho retumbar la música en el interior de la Iglesia. Desde el año 1979 esta tarea recae en François-Henri Houbart y su sustituto, para que no quede nunca mudo, es Jean-Louis Viejo Girardet.
A día de hoy la música es uno de los puntos fuertes de la Iglesia y sus conciertos son muy concurridos, tanto por visitantes casuales y turistas como por amantes de la música.
Ubicación de la Iglesia de la Madeleine
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Iglesia de la Madeleine
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Place de la Madeleine
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Detalles
- 9:30 a 19:00 h - Todos los días
- 12:30 h - Lunes a Viernes
- 18:30 h - Martes a Viernes - Capilla
- 18:00 h - Sábado
- 9:30, 11:00 y 18:00 h - Domingo - Podrá oír música en la celebración de las dos primeras eucaristías
Horario
Horario misas:
Cómo llegar a la Madeleine
- Parada: Madeleine
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