Museo Marítimo de Ámsterdam

El Museo ya nos muestra parte de la historia del país -en este caso, no necesariamente marítima- de Holanda desde sus mismas paredes. El propio edificio fue, en su origen, allá por el Siglo de Oro de Ámsterdam, un depósito de uso de la fuerza militar neerlandesa siendo, precisamente aquí, donde se reparaban los buques de guerra. Hasta el año 1973 fue utilizado por la marina holandesa. Ya desde su construcción, se ganó la admiración del mundo por los esfuerzos que se requirieron para poder levantarlo, pues fue preciso hundir en el fango más de 1800 pilotes de madera.

Con la renovación de la ciudad, estamos ya en el año 2011, el Scheepvaartmuseum, fue el primer gran museo en abrir sus puertas tal y como lo vemos ahora.

Si algo va a destacar en la visita al museo, es su parte interactiva y sus amplios y cuidados detalles sobre la vida en el mar. Otro de los puntos fuertes del museo, que además vamos a poder disfrutar, es su colección, que es una de las mayores colecciones marítimas del mundo y su réplica de una Compañía Neerlandesa de Indias Orientales.

Además de su colección y de su barco, su restaurante, su terraza, su gran biblioteca y su plaza central -todo esto gratuito- completan el recorrido.

Y si en nuestro viaje a Holanda y en nuestros días en Ámsterdam contamos con la maravillosa compañía de los más pequeños de la casa, el Museo Marítimo es un lugar perfecto para los niños. Aquí podrán pasar una jornada maravillosa, pues muchas de sus salas están pensadas y preparadas para ellos. Podrán aprender a pescar ballenas, a la manera de los marinos de antaño, ¡incluso podrán estar dentro de una!. Verán y descubrirán los maravillosos secretos del mar, también podrán observar de manera interactiva cómo eran y a qué se dedicaban los personajes de otras épocas...

Y ya, fuera del recinto, se encuentra, sin ninguna duda, una de las joyas de este Museo de Ámsterdam, ¡una réplica de un auténtico buque, el buque Ámsterdam! Este barco, uno de los más importantes de la Compañía de las Indias, se hundió en el invierno de 1749, precisamente durante el primer trayecto que realizaba.

Esta réplica del desafortunado buque, se puede visitar en toda su extensión y eso no solo nos facilita sino que, además, nos pone ante los ojos, la vida de mar de estas épocas. Veremos u podremos recorrer su estructura y los diferentes espacios que se dedicaban a las diferentes tareas, a la tripulación y a los oficiales y de paso podremos apreciar las inmensas diferencias que había entre estos dos últimos.

Los mástiles, las velas, los aparejos, los diferentes objetos, el timón todo a disposición del visitante y para disfrute de pequeños y grandes. Sin duda, insistimos, una visita muy recomendable si pasamos días en Ámsterdam con niños.