Portugal

Guia de viaje de

Lisboa

Plaza del Marqués de Pombal

Muchas veces, o, por lo menos y para no mentir, algunas veces, aprovechando la ocasión que las letras nos brindan para intentar acercaros Lisboa y a Lisboa, os dijimos que Lisboa es mucho de sus gentes, de sus rincones, de sus plazas. La verdad que podríamos caer en la tentación de pensar que eso pudiera decirse de la capital lusa y de cualquier otro sitio, y siendo esto absolutamente cierto, no es del todo verdad.

Lisboa abre un puente sin ningún orgullo y sin ningún peaje, ofrece generosa sus rincones, enseña su historia, su cultura y su inquietud con la sana intención y el sano empeño que se nos pegue algo de todo esto. Y así nos espera también la Plaza del Marqués de Pombal, nos espera para mostrarnos como se ve Lisboa desde ella y como ella ve a Lisboa. La Plaza funciona igual que la ciudad, tan bien cuida la historia como procura la herencia. Claro que en la ciudad hay plazas más espectaculares, puede que hasta con más riquezas e inclusive más historia, pero en esas plazas, no está el, y en esta plaza sí. Esta es la plaza de Sebastiao Jose de Carvalho e Melo, o lo que es lo mismo, la Plaza del Marqués de Pombal. Hoy tienen una plaza y la plaza nos recuerda que un día, prácticamente, tuvo la ciudad entera...

Tal es la impronta del marqués en Portugal, no sólo en Lisboa, que para llegar a la historia de la plaza, hay que hacer una parada en la vida del personaje. Del estadista. Del político.

El Marqués de Pombal

Algo tienen las controversias sobre las personas que las producen. Algo que nos dice que esa persona fue la cara y la cruz de una misma moneda y de ahí que, inevitablemente, despertara pasiones y odios y cultivara, de la misma manera , palabras elogiantes y críticas lacerantes. En Lisboa, el Marqués de Pombal es una de estas personas y de la misma manera que casi todas éstas, el Marqués de Pombal consiguió vivir en Lisboa mucho más allá de sí mismo.

El Marqués fue Ministro de Exteriores con el rey José I de Portugal y a el le tocó ponerse al frente, y de hecho así lo hizo, de la mayor tragedia del país: el terremoto de 9.0 en la escala de Richter del año 1755. Para siempre para la historia y para siempre para la memoria de los lisboetas, quedarán las palabras que el marqués pronunció cuando se le preguntó que hacer con tanta desolación y con tanta muerte: “¿y ahora?, enterrar a los muertos y cuidar de los vivos”. Y puede que en estos momentos Lisboa no hubiera encontrado un gestor mejor. De la mano del marqués, Lisboa no sólo sobrevivió, si no que resurgió convertida en la hermosa ciudad que hoy podemos visitar. A el se le debe la importación de las ideas ilustradas que se pregonaban en Francia y que tan bien se plasman en la ciudad. Pombal fue resuelto en decisiones y políticas haciendo frente a los problemas y acometiendo las soluciones que se daban en todos los ámbitos: social, económico, militar, religioso y judicial. Pero la política de Pombal guardaba giros inesperados. Se volvió y represarió duramente a la nobleza y al clero, y mucho más duro se volvió tras el atentado fallido contra la vida de rey José I el 3 de Septiembre de 1758. El poder absoluto del Marqués de Pombal, le llevaría a auténticas masacres, horrores que aún no han sido olvidados por la historia: el asesinato del duque de Aveiro y sus hijos y la persecución y encarcelamiento de los jesuitas hasta su expulsión del país en 1759, son dos claros ejemplos de la rutas tortuosas que el Marqués seguía.

Con la hija de Jose I de Portugal, María, el marqués conoció el fin de su poder, acusado, duramente interrogado y encarcelado por abuso de poder y por robo, sobre el se dictó condena de muerte el 16 de Agosto de 1781, pero en esta fecha el marqués era ya muy mayor y se entendió suficiente su expulsión de la corte. Aún en sus propiedades pero ya lejos de la corte y de la vida que siempre había conocido, el Marqués murió poco después, el 8 de Mayo de 1782.

En la visita a Lisboa recordad al Marqués de Pombal y en la visita a la Plaza del Marqués de Pombal paraos bajo su estatua: ¿héroe, villano, ambos...?

La Plaza del Marqués de Pombal

Como homenaje a este importante personaje de la vida de Lisboa, luce la Plaza y luce la estatua del propio marqués. Hablamos de la estatua porque si algo caracteriza a la plaza es ella, pues es la que permite que las viviencias no se agoten en el tiempo de la ciudad. La estatua del Marqués de Pombal fue inagurada en el año 1934 y ella es, casi de manera exclusiva, la encargada de hacer el homenaje. De manera majestuosa, imponente y aún muy dominante sobre Lisboa el gobernador reposa en su plaza junto a un león, simbolo inequívoco de poder. Más que un homenaje en torno a esta estuatua lo que hay aún es mucha historia. Hay imágenes en la base de la estatua que hablan de las diferentes reformas que el Marqués de Pombal llevó a cabo en los peores días de la ciudad, de hecho estas reformas (muchas de ellas al menos) están escritas en la columna. En el pedestal de la estatua hay más de los logros del ministro, y las piedras y las olas que también están aquí representadas hablan por sí mismas, ellas os contarán, cuando os acerquéis, la tragedia.

Y así, sabed, que la Plaza del Marqués de Pombal, es una de las plazas más importantes de Lisboa, tan es así, que está rodeada de los edificios de bancos, empresas y hoteles más relevantes de la ciudad. Es también un lugar que los portugueses utilizan para conmemorar. Y, a modo de apunte histórico, y ciertamente relevante no sólo para Lisboa si no para todo el país, fue en esta misma plaza en la que se declaró, el 5 de Octubre, de 1910, la Primera República.

Ubicación de la Plaza del Marqués de Pombal

Cómo llegar a la Plaza del Marques de Pombal

    Metro

    • Parada: Marques de Pombal