Barrio de Graça

 Lisboa es una  fuente inagotable de placeres, belleza y descubrimientos. Muy probablemente el barrio de Graça sea uno de ellos. Quizá ya hayáis oído hablar de el o quizá aún no. El legendario tranvía 28 sus cuestas tan características y, sobre todo uno de los  mejores miradores de Lisboa, son alguno de los motivos por los que hay que acercarse a este famoso barrio de Lisboa. 

En la colina más alta de Lisboa está el Barrio de la Graça, uno de los más antiguos, empinados y bonitos de la capital lusa. Tras el terremoto de 1755 su número de habitantes, residencias y palacetes aumentaron considerablemente. Otra época convulsa fue cuando los edificios religiosos fueron demolidos, expropiados o vendidos a particulares en muchos casos. A finales del siglo XIX, la industrialización de la ciudad le llevó más lisboetas, en su mayoría obreros… pero también cierta burguesía. Una mezcla estética entre villas y colonias que aún hoy no deja indiferente a nadie.

Aunque ya os podéis hacer una idea de cómo es, es justo decir que el Barrio de la Graça es tranquilo, ameno, coqueto y muy interesante en lo que a gastronomía portuguesa se refiere.

¿Dónde podemos encontrar las mejores vistas de Lisboa?

Pues precisamente en este barrio porque aquí están dos de los mejores miradores de Lisboa: El mirador da Graça y el mirador de Nuestra Señora del Monte. Otro de sus encantos es la posibilidad de poder disfrutar de la mejor comida portuguesa, por lo que cuando busquemos lugares en Lisboa a los que dirigirnos para comer algún plato típico portugués, un buen café o un excelente dulce, este barrio siempre es una apuesta segura.

El Mirador da Graça

Por ser menos turístico que otros, por su kiosko-terraza y los atardeceres que se disfrutan desde aquí, el de Graça pasa por ser uno de los mejores miradores de Lisboa. Se encuentra al lado de un antiguo convento, en convento de Nuestra Señora de Gracia que vale también la pena visitar.

El nombre oficial de este mirador es Sophia de Mello Breyner Andresen, una poetisa que era asidua del lugar. Fue una de las grandes de las letras portuguesas del siglo XX, y la primera mujer de la historia en recibir el Premio Camões. De Mello, además, tiene una placa dedicada con un poema titulado Lisboa, escrito que ella le dedicó a la urbe de las siete colinas. Desde el Mirador de Graça tenemos, casi a vista de pájaro, vistas sobre el Castillo de San Jorge, el Elevador de Santa Justa, Convento do Carmo, Alfama o la Baixa.  El plus que ofrece respecto a otros es que bajo sus árboles te espera un kiosco con terraza que resulta ser el mejor lugar para descansar, aligerar piernas tras las cuestas y tomar una cerveza y un aperitivo, sobre todo a última hora de la tarde. Eso sí, si queréis hincharos a hacer fotos, lo suyo es acudir a primera hora o ya después de comer, porque por la mañana hasta el mediodía el sol pega de cara.

El Mirador de Nuestra Señora del Monte

El Mirador de Nuestra Señora del Monte es otro de los miradores que nos ofrece unas maravillosas vistas sobre la ciudad. Está en el punto más alto de toda la ciudad y ofrece unas vistas privilegiadas de la capital lusa. Su nombre se debe a la capilla que lleva el mismo nombre, justo enfrente. Un sitio muy visitado por las mujeres embarazadas, ya que según la tradición su Virgen asegura que los partos sean sin dolor.

Vila Berta

La Graça, a principios del siglo XX, pasó a ser una región de villas obreras, como la Vila Estrela de Oro, construida en 1908, o la Vila Berta, construida entre 1902 y 1908. Vila Berta es una colonia industrial, escondida tras la última parada del célebre tranvía 28. Es una callejuela con dos filas de casas pequeñas, pensadas para la pequeña burguesía, que destacan por sus terrazas de hierro,  sus barandas, frisos de azulejos y detalles de Art Nouveau. Una verdadera joya que hay que añadir a la lista de sitios que ver en Lisboa en Graça.