Barrio de Baixa y Chiado

Plaza del Comercio

Seguramente, la plaza más famosa de Lisboa, y también una de las más particulares: está abierta al río Tajo por uno de sus lados, delimitado por el Cais das Colunas (Muelle de las Columnas). Ocupa el lugar que antiguamente ocupaba el Terreiro do Paço, una zona donde atracaban los barcos en la vera del Tajo. Entre las mejoras que se han introducido en la plaza con el paso de los años se incluye la de liberarla de los vehículos particulares que allí estacionaban, creando un espacio más abierto para el paseo.

Para acceder a la Plaza del Comercio bajaríamos por la Rua Augusta y cruzaríamos su Arco del Triunfo. En este arco encontramos cuatro estatuas que representan las figuras de Viriato, Vasco de Gama, Marqués de Pombal y Nuno Álvares Pereira. En el centro de la plaza encontramos la estatua ecuestre del rey Jose I, bajo cuyo reinado se llevaron a cabo los trabajos de reconstrucción de Lisboa. En los soportales que rodean la Plaza del Comercio encontramos algunas tiendas y restaurantes, así como una de las oficinas de información turística de la ciudad. Hoy es un importante lugar de reunión y de paseo, ¡así como una de las fotos más bonitas que te puedes llevar de Lisboa!

Plaza del Rossio

También llamada la Plaza de Pedro IV, pues a este rey de Portugal y emperador de Brasil está dedicado el monumento que preside el centro de la plaza. Los dos extremos de la Plaza del Rossio están ocupados por dos bellas fuentes de tazas decoradas con figuras alegóricas. Frente a una de estas fuentes, encontramos el edificio del Teatro Nacional de Lisboa, asentado en lo que fuera el solar de la sede central de la Inquisición Portuguesa. El antiguo edificio había sido reconstruido por el Marqués de Pombal tras el terremoto de 1755, pero después quedó asolado por un incendio, y en 1846 se construyó el nuevo edificio del Teatro Nacional, en estilo neoclásico, aunque este no se libró tampoco de un incendio en 1965, así que su interior está reconstruido, presentando un aspecto bastante más moderno que su exterior.

En los laterales de la plaza encontramos lugares emblemáticos como el Café Nicola o la Tabacaria Mónaco, y si abandonamos la plaza por el lateral izquierdo junto al teatro, encontraremos la fachada de la Estación del Rossio, de estilo manuelino.

Elevador de Santa Justa

Debido a su terreno irregular y sus múltiples colinas, Lisboa cuenta con varios elevadores, una especie de ascensores urbanos, que facilitan el trabajo a los habitantes y turistas para poder ir de un barrio a otro. Sin duda uno de los más famosos es el Elevador de Santa Justa, situado en el centro de la Baixa, y construido en hierro en estilo neogótico en el año 1902.

Es el único totalmente vertical (los demás son en realidad funiculares) y se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de Lisboa, cada día cientos de personas utilizan este elevador.

Convento del Carmo

Precisamente si subimos desde la Baixa por el Elevador de Santa Justa accederemos a la parte trasera del Convento del Carmo. Este convento data del siglo XV , pero ahora lo que encontramos son las ruinas que quedaron de el, tras el terremoto de 1755. Igualmente, entrar allí y observar su "esqueleto" supone una visita obligada. Además allí se encuentra el Museo Arqueológico del Carmo, en el espacio que ocupaba antiguamente la capilla, con excelentes colecciones , entre las que destaca la integrada por lápidas sepulcrales. Antes de ello las ruinas de este monasterio sirvieron tras el terremoto de 1755 primero como cementerio y después como caballerizas militares.

Café A Brasileira

Un lugar único en Lisboa, sin duda una de las cafeterías más antiguas y famosas de la ciudad. Abrió en 1905 como una tienda de café importado directamente de Brasil, en donde se vendían también otros productos como aceite, harina, té y vino.

Tras una remodelación en 1922 pasó a ser un bar, y todo su interior fue decorado en estilo Art Decó. A día de hoy podemos disfrutar de las obras de arte que en su día albergó en el Museo del Chiado. Dicen que en esta cafetería se sirvió por primera vez la Bica , un café muy típico de Portugal, corto y muy intenso, parecido al espresso italiano. El Café A Brasileira siempre fue lugar de reunión de numerosos intelectuales, como el célebre Fernando Pessoa, al que se le recuerda con una escultura en bronce junto a su mesa favorita.