Monumento a los Descubrimientos

El Padrao dos Descobrimentos, en portugués, fue un encargo del régimen Salazarista, y en 1985, el arquitecto Fernando Ramalho llevó a cabo una remodelación que incluyó en el monumento un mirador, un auditorio y salas de exposiciones, y fue entonces inaugurado como Centro Cultural de los Descubrimientos.

Originalmente, el monumento había sido construido con materiales perecederos en 1940, como parte de la Exposición del Mundo Portugués, siendo posteriormente destruido. Con el aniversario de la muerte de Enrique “El Navegante”, gran precursor de las primeras expediciones marítimas, y dada también la buena acogida que había tenido entre los portugueses durante los meses de exposición, se decidió recuperar la construcción de manera definitiva. 

El Monumento a los Descubrimientos hace en su nombre en portugués, Pradao, referencia a aquellas lápidas y columnas marcadas con las armas reales utilizadas para marcar una presencia en un lugar. Y es que si lo miramos con el río Tajo justo en frente de nosotros, la imagen vertical que se presenta es una gigantesca espada perteneciente ala dinastía de Avis de 56 metros de altura.

Si, por el contrario, lo rodeamos dejando el río en un lateral, la imagen cambia completamente y lo que podremos disfrutar es de una impresionante carabela decorada con estatuas de las 33 personalidades más relevantes ligadas a la Era de los Descubrimientos y encabezados por Enrique “El Navegante” quien, a su vez, también sostiene una carabela en sus brazos. Entre estas personalidades destacan: Alfonso V, Vasco da Gama, Fernando Magalhanes, Bartolomeu Dias, Pedro Alvares Cabral, Alfonso de Alburquerque, Gil Eanes, Luis Vaz de Camoes y Filipa de Lancaster.

En el momento de su construcción, se introduce también la gran rosa de los vientos construida en mármol que reposa a los pies del Monumento a los Descubrimientos. Esta rosa fue un regalo de Sudáfrica para Portugal, diseñado por Cristiano da Silva, y que recoge en su centro, sobre un mapamundi con sirenas y navíos, la cronología de los descubrimientos portugueses.

La rosa de los vientos tiene 50 metros de diámetro y en ellos se pueden ver las distintas rutas marítimas que siguieron los descubridores portugueses durante los siglos XV y XVI y los territorios que fueron descubiertos, como Azores, Madagascar, Cabo Verde o Brasil.

Para acceder al mirador hay que usar el ascensor que se encuentra en el interior del Mirador a los Descubrimientos, aunque el último tramo debe hacerse por una escalera que lleva al piso superior, pero las vistas merecen la pena. 

Desde su terraza tendremos una vista panorámica del barrio de Belém: el Monasterio de los Jerónimos, la estatua del Cristo Rey de Lisboa y el Puente 25 de Abril al otro lado del río Tajo.

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