San Pietro in Vincoli

La Basílica data del mitad del siglo V y se construyó con la finalidad de albergar en su intrior las reliquias de las cadenas con las que ataron a San Pedo durante su encarcelamiento en Roma 

Como es lógico sufrió numerosas remodelaciones y reconstrucciones, las más importantes son las llevadas a cabo por el Papa Adriano I y las del Papa Sixto IV y Julio II.  Es necesario destacar que tanto el pórtico frontal como el Claustro son posteriores, de 1475 el primero y de 1503 el Claustro. 

Qué podemos ver en la basílica 

Uno de sus mayores reclamos son las Cadenas de San Pedro, y es que en relación con estas cadenas, existe cierto misterio.  Cuenta leyenda que la esposa del Emperador Valentiniano III, Eudoxia, ofreció como regalo al Papa Leo I el Magno, las cadenas que se emplearon con San Pedro durante su encarcelamiento en la prisión Mamertina en Roma. Pues bien, se dice que estas cadenas se unen milagrosamente y por ello se conservan actualmente en un relicario junto al altar principal de la basílica. 

También destaca el Moisés de Miguel Ángel, escultura finalizada en el año 1515. En un principio estaba pensado que formase parte del  monumento funerario del Papa Julio II, formado por 47 estatuas más, pero destacó hasta el punto de convertirse en el núcleo central de su tumba en la iglesia de San Pietro, perteneciente a su familia. 

Esta escultura representa a Moisés con cuernos, esto es así porque en el hebreo las palabras cuerno y rayo se parecen y para el escultor era mucho más fácil esculpir unos cuernos que intentar plasmar en mármol la luz. Este hecho no supondría diferencia alguna para los que vieran la escultura, ya que entenderían los cuernos como luz o resplandor en la cara de Moisés y no como cuernos. 

Podremos encontrar también dos lienzos, el de Santa Augustina y Santa Margarita de Guercino, el monumento al Cardenal Girolamo Agucchi de Diomenichino, el sepulcro de Nicolás de Cusa de Andrea Bregno y las sepulturas de los pintores Antonio Pollauiolo y Giulio Clovio.