Iglesia de San Luis de los Franceses

La historia de esta iglesia, muy cercana a la Plaza Navona, es una historia magnífica de la historia de Roma que fue, durante siglos, la historia misma del mundo.

Roma es famosa, entre otras muchas cosas, por el número de iglesias que aquí se levantaron. Durante la visita a la ciudad, veréis que no se anda mucho tiempo sin encontrar una iglesia, las actividades que organizamos en Roma se hacen eco de muchas, muchísimas de ellas, y aun así, son todavía muchas las que nos quedan fuera.

Como os decíamos, la historia de San Luis de los Franceses es, en el fondo (y también en la forma) un poco de la historia de Francia. Llega a Roma en torno al año 1518 y lo hace animada por un fin muy particular: dar cobijo y servir de punto de encuentro a la, cada vez más numerosa, comunidad de franceses y francesas asentados en la ciudad. De la mano de Julián de Médici, la que sería con los años la mano del poderoso Papa Clamente VII, la iglesia se levanta en pos de la cultura y del arte de Francia.

La iglesia, dedicada a San Luis, fue construida por Giacomo della Porta y Domenico Fontana.

Pero más allá del hecho de haberse convertido en la Iglesia Nacional de los franceses en la Ciudad Eterna, está el hecho de albergar en su interior obras de arte de talla mundial...Entramos, ¿no?

El interior de la iglesia de San Luis de los Franceses es una auténtica joya del arte y, desde luego, un lugar al que acudir en Roma si sois amantes del arte y también si no lo sois pero entendéis que hay obras y artistas que van más allá de sus estilos o sus autores.

Son las obras de arte de Caravaggio las que hacen que esta iglesia sea una de las iglesias más fascinantes de Roma.

El interior de esta iglesia, con tres naves con cinco capillas a cada lado, son un auténtico lujo para sus visitantes. A lo largo de ella todas las obras se multiplican, entre estas podemos admirar:

• Historia de Santa Cecilia, de Domichino, en la segunda capilla de la nave de la derecha.
• Santa Cecilia de Rafael, una copia de Guido Remi, en el altar.
• EL órgano del coro, obra de Joseph Merklin y que, no solo a la vista, sino en su funcionamiento y también en su estructura, es una auténtica joya.
• Las tumbas de Paulina de Beaumont y la del cardenal François Joachin de Bernis.

La capilla Contarelli, en la Iglesia de San Luis de los Franceses, es el lugar de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Y es un lugar que tenéis que ver en la visita a Roma. Una vez en la capilla Contarelli podéis admirar el tríptico de Caravaggio que merece todo el asombro que os va a causar:

• El Martirio de San Mateo, la primera obra que realiza el artista.
• La vocación de San Mateo, en la que tenéis que recrearos en el rayo de luz que cruza la obra.
• San Mateo y el ángel.

Para ver el tríptico hay que encender la luz y para ello hay que pagar un euro. Encended la luz, vale mucho más de lo que nos piden por ello...