Italia

Guia de viaje de

Roma

Capilla Sixtina

De la misma manera que casi siempre la luz se abre camino entre la oscuridad o el ruido retumba en medio del silencio más atroz. Igual que en infinidad de ocasiones la esperanza ahoga al grito. La Capilla Sixtina es esa luz, ese ruido y esa esperanza.

No hay Vaticano sin los Museos Vaticanos y no hay Museos Vaticanos sin la Capilla Sixtina, y no os podéis perder ninguno de los dos, y os invitamos a descubrirlos con nuestra visita guiada al Vaticano.

Lo que aún no sabemos es que si el destino de la Capilla Sixtina era alumbrar el Vaticano o si, por contra, el Vaticano es el embalaje perfecto de la Capilla Sixtina. Bueno también pudiera ser que los dos sentidos sean las dos mitades que se necesitan.

Historia de la Capilla Sixtina

Antes de llegar al genio, quedémonos en la capilla. Las fuentes que llegan hasta nosotros nos cuentan que la capilla existía ya en el año 1368, año del papado de Sixto IV. Nada hizo presagiar, ni sospechar ni tan siquiera acercarse al hecho de que esa capilla casi derruida y en franco deterioro, asombraría al mundo.

Del estado de abandono la sacaría el diseño de Baccio Pontelli y a los trabajos arquitectónicos de Giovanni de Dolci

En esta capilla se reunían tiempo atrás los miembros de la corte papal, los cónclaves que hoy conocemos, eran 27 las reuniones fijadas en el calendario para esta capilla. A día de hoy la Capilla Sixtina sigue colándose en nuestros hogares en las ocasiones en las que se elige nuevo obispo de Roma, pues sigue siendo este el lugar del colegio cardenalicio. La elección de un nuevo papa es un proceso lleno de rituales, costumbres y maneras vetustas que se conservan y se respetan, y en el conjunto de todo esto la Capilla Sixtina es un elemento tan importante como los demás.

Pero si algo convive con la historia de la Capilla Sixtina es la historia de Miguel Ángel en ella, porque toda la genialidad, toda la magnificencia y todo lo asombroso, sorprendente y sobrecogedor de esta historia parte de unas manos y de un talento fuera de lo común: las manos y el talento de Miguel Ángel. En la Capilla Sixtina, sin duda, un hombre obró el milagro.

Miguel Angel y la Capilla Sixtina

Si en un sitio el genio de Miguel Ángel se destapó en toda su magnitud, sin duda fue aquí y fue durante los trabajos de esta obra. Y no estamos hablando solo del genio artístico, este lo venía plasmando el artista que ya de sobra lo habían encumbrado, hablamos del genio peculiar de quien posee un talento fuera de lo común. En la Capilla Sixtina, Miguel Ángel no solo volcó su virtud, sino también su mal genio. Sus peleas con el papa Julio II fueron constantes y conocidas por todo el orbe romano: el dinero, los plazos de entrega, los egos encontrados, el genio de uno, el carácter casi militar del otro… ni un minuto de descanso se concedieron. Miguel Ángel contó con total libertad a la hora de realizar su obra, lo que era sumamente extraño en estos momentos y a esta libertad se enfrentó prácticamente solo. Rechazó la ayuda que se le ofrecía (aunque en el transcurso de la obra acabó por aceptar algunos consejos), discutió con Bramante por los andamios que este había ideado. Casi todo parecía ir mal, pero únicamente lo parecía.

Para comenzar a trabajar, y habida cuenta que había desechado los andamios anteriores, empezó por construir su andamiaje y la idea para la tarea la sacó de la manera de construir puentes romanos en la Roma Clásica. Tras los andamios empezó la parte más dura. Miguel Ángel se subió a las tablas y pintó de espaldas, en posturas imposibles, soportando el goteo de la pintura en los ojos lo que le originaría daños irreparables. Ahí comía, ahí vivía y no quería ni hablar ni pensar en otra manera que no fuera esa.

Las vicisitudes, los contratiempos y las peleas con el imparable Julio II della Rovere formó parte diaria del trabajo. Con todo y con eso, Miguel Ángel no cejó, no se rindió y finalmente el trabajo se completó. El 10 de mayo de 1508 se había firmado el acuerdo, el 31 de octubre de 1512 se dio el trabajo por finalizado. Cuatro años (casi y medio) para acabar unos frescos puede parecer una barbaridad, pero lo cierto es que es un tiempo excepcionalmente corto para darle forma a un milagro.

Bóvedas de la Capilla Sixtina

En la libertad que el papa Julio II le dio al genio, este eligió, para la parte central de la bóveda, las escenas del Génesis. Desde la creación al arca de Noé nueve son los paneles de esta bóveda de la Capilla Sixtina

  • Creación de la luz
  • Creación de los astros y las plantas
  • Separación de la tierra de las aguas
  • La creación de Adán
  • La creación de Eva
  • El Pecado original y La expulsión del Paraíso terrenal
  • El Sacrificio de Noé
  • El Diluvio Universal
  • La Embriaguez de Noé

En los triángulos (perfectamente visibles al levantar la vista al cielo) habitan los profetas judíos: Daniel, Isaías, Zacarías, Joel, Ezequiel, Jeremías, los videntes y las Sibilas Paganas: la Sibila Pagana, la Sibila Délfica, la Sibila Eritrea y la Sibila Pérsica. 

En los ángulos de la bóveda, en cuatro grandes pechinas, hay representadas cuatro escenas de La Salvación del Pueblo de Israel:

  • La serpiente de bronce
  • David y Goliat
  • El castigo de Amán
  • Judit y Holofernes

La Creación de Adán

Esta pintura al fresco es una de las escenas más famosas pintadas por Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina y, hoy en día, es una de las obras de arte universal que más se cita, homenajea y hasta se parodia. La Creación de Adán fue pintada alrededor de 1511, pero su fecha exacta no es conocida. 

La Creación de Adán es una de las obras más representativas del Renacimiento italiano, en la que destaca la imagen antropomorfa del Creador, la jerarquía y la cercanía entre el resto de personajes, la forma en la que Dios aparece representado y el gesto de sus manos con las del hombre. La escena toma lugar tras Dios crear la luz, el agua, el fuego, la tierra y los seres vivos, cuando se acerca al hombre con toda la energía creadora y acompañado por su corte celestial. 

El Juicio Final

Una vez más, tras todo esto, Miguel Ángel volvería a trabajar en la Capilla Sixtina. Y esta vez, al irse, dejó ni más ni menos, el Juicio Final, que fue un encargo que le hizo el papa Pablo III en 1535.

Fue una obra rodeada de polémica. En sus inicios hubo que pintar sobre los frescos que estaban en este mismo lugar de Perrugino. Polémica. El tema se relacionaba con los acontecimientos recientes del país, la Reforma Protestante y el saqueo de Roma. Más polémica. Con todo se puede y al final la obra ve la luz... y entonces llega la polémica. Los cuerpos desnudos y las posturas de algunos de ellos son un auténtico para el entendimiento y para la visión del momento. Tal es el enfado que Miguel Ángel es acusado de herejía. Los movimientos son muchos y uno de ellos, el más conocido fue el que se denominó “Campaña de la hoja de la parra”. Esta campaña se trataba, precisamente, de eso, de tapar las desnudeces con hojas de parras y con paños.

Sin embargo, lo que es bueno sabe como encontrar caminos y el Juicio Final es bueno, el infinitamente bueno por lo que las polémicas van poco a poco apaciguándose y los intentos de reforma (una de ellas ideada por el Greco) nunca llegan a los pinceles. El Juicio Final era demasiado bueno.

Os animamos a ver cosas, destinos y lugares en el Vaticano y en Roma, aquí os dejamos con todo lo que podéis hacer en Roma, os esperamos y estaremos encantados de ir con vosotros en busca de tantos y tantos tesoros.

Ubicación de la Capilla Sixtina

Detalles

    Horario

    • Lunes a Sábado: 9:00 a 16:00 h
    • Domingo: cerrado

    Precio

    • Adultos: 17 €
    • Niños de 6 a 18 años y estudiantes entre 19 y 26 años: 8 €

Cómo llegar a la Capilla Sixtina

    Metro

    • Parada: Estación Ottaviano-S. Pietro, Lepanto y Cipro 

    Bus

    • Parada: Piazza Pia

    Tren

    • Parada: San Pietro

    Tranvía

    • Parada: Piazza del Risorgimento