Plaza de Doña Elvira

La plaza, localizada en la zona de Santa Cruz, no existió hasta principios de siglo XX. Entre los años 1911 y 1918 se lleva a cabo la demolición de una serie de casas ubicadas en la zona que hoy ocupa la Plaza de Doña Elvira de Sevilla. En concreto, entre las Calles Vida, Caballos, Ataúd y también la Plazuela de los Caballos. Tras dicha demolición, se produjo una reurbanización en esta área de Sevilla, dirigida por Juan Talavera y Heredia, arquitecto municipal.

Una de las peculiaridades de esta Plaza de Doña Elvira gira en torno a una leyenda (¡lo que nos gusta en Buendía una leyenda!) según la cual en el siglo XVII había un solar en esta plaza donde hubiera estado la casa de Don Gonzalo de Ulloa. Este señor era el padre de Doña Elvira. Y ella es quien da nombre a la plaza del seductor Don Juan Tenorio, ideado por José Zorrilla. La realidad es que este nombre se referiría a Doña Elvira, la hija del Canciller de Castilla. El desarrollo de esta historia, como os decíamos, lo guardan nuestros guías.

Precisamente fue el padre de Doña Elvira de Ayala, el canciller López de Ayala, quien recibió de manos de Enrique III algunos bienes de los judíos y también la antigua aljama. Y fue aquí precisamente donde, tras ser convertida en Corral de Comedias, se estrenaron obras de Miguel de Cervantes.

Qué ver en la Plaza Doña Elvira de Sevilla

La Plaza Doña Elvira de Sevilla, con su forma cuadrada y aunque no es muy grande, se ha convertido en un lugar de paso para millones de turistas y también para los viajeros que hacen con nosotros el free tour de Sevilla.

Con el encanto característico y el estilo típico hispalense, la plaza es totalmente peatonal y en el centro cuenta con un espacio de jardines con bancos para poder sentarse a admirar los típicos naranjos. Hay también una preciosa fuente. Asimismo, igual que sucede como por ejemplo con la Plaza de los Venerables, alrededor de la plaza podremos ver varias edificaciones de estilo sevillano. En la Plaza de Doña Elvira también encontraremos restaurantes donde disfrutar de unas tapas o tiendas en las que comprar alguna artesanía típica o souvenirs para nuestra familia, un recuerdo para no olvidar nunca que estuvimos en esa Sevilla que tiene un color especial.