Iglesia San Luis de los Franceses

La Iglesia de San Luis de los Franceses, dedicada a San Luis Rey de Francia, es una de las mayores joyas del Barroco de Sevilla.

Fue la Compañía de Jesús la que fundó este templo, entre 1699 y 1730. Los jesuitas fueron expulsados de España en 1835, y tras tener diferentes usos (convento, seminario, teatro u hospital) finalmente fue desacralizada. Tras una larga restauración y años de estar cerrada, se abrieron varias zonas del edificio para que todo el que quiera pueda disfrutar de su impresionante belleza barroca… y los misterios que encierra.

Qué podemos ver en la Iglesia San Luis de los Franceses

Las zonas que se pueden visitar son la propia Iglesia de San Luis, la Capilla Doméstica y la Cripta.

Destaca sobremanera el retablo Mayor dedicado a San Luís Rey de Francia, así como los retablos de Pedro Duque Cornejo con cuadros de Domingo Martínez. Sus 16 columnas salomónicas y sus celosías, tampoco dejan indiferente a nadie.

El edificio en sí tiene un alto carácter simbólico, empezando por el poderío que emana, algo que buscaron los jesuitas en todo momento para demostrar la fortaleza y grandeza de la orden. Esto también se evidencia con el despliegue de reliquias que se muestra en los retablos.

Otra de las zonas visitables es la capilla doméstica. Aquí, nos teletransportamos a la vida cotidiana de los noviciados jesuitas, entiendo su modo de vida y el amor a esas reliquias que tanto llaman la atención en el edificio. En sí, esta capilla privada destaca por la impactante mezcla de su bóveda, techos, sacristía, etc.

Bajo el templo principal encontramos la Cripta, tan sencilla como misteriosa, restaurada y con una iluminación muy especial. En ella se han encontrado huesos de numerosos cadáveres, la mayoría de mujeres, niños y varones, curas jesuitas, monjas y novicios. Un auténtico cementerio bajo la planta del templo.