Isla de Torcello
Qué bonita Venecia y que bonitas sus islas, que bonito el conjunto unido, a fin de cuentas, por el agua tan característica, no solo del lugar sino también de la vida. La visita a las islas que conforma la laguna veneciana: Murano, Burano, Giudecca, Lido… son uno de los placeres que nos podemos regalar aprovechando el viaje y la visita a Venecia.
En esta ocasión nos subimos en un vaporetto con rumbo a la isla de Torcello, una isla muy conocida en Venecia con momentos muy definidos y muy dispares a los largo de su vida y que tiene mucho que ofrecer desde la tranquilidad y el reposo en el que hoy permanece enclaustrada. Se tarda poco en llegar, como os decimos (y ahora tendremos ocasión de ver) la excursión al lugar ofrece diversos puntos para observar y admirar y con este pequeño viaje a Torcello estaremos adentrándonos en una parte de Venecia quizá desconocida y extraña. La excursión a la isla de Torcello nos permite conocer también Venecia no como un todo sino como una parte de algo encadenado y concatenado, además de por los canales, los puentes y los vaporettos, por la historia y los acontecimientos. La vida de cada una de estas islas es una suma que nos da al final la vida de la laguna de Venecia.
La isla de Torcello cuando nos narra el periplo hasta llegar al día de hoy, nos cuenta, más o menos, esto...
Historia de la Isla de Torcello
La “isla madre de Venecia”. Ni más ni menos es Torcello y como a tal, como a una madre, Venecia la mira y la recuerda.
Venecia, la Venecia que hoy paseamos, no siempre fue el lugar que tenemos delante. Al contrario, hubo épocas en las que la vida de los venecianos además de difícil era arriesgada pues no deja ser incierto y cruel tener que vivir a la espera del ataque y saqueo de las tropas vikingas y bárbaras que, por aquel entonces, asolaban los mares. Había que buscar opciones y las encontraron en la cercana isla de Torcello. Los saqueos comienzan a la caída del Imperio Romano y es en estos instantes en los que comienza la emigración. Tal es así que, de ser una pequeña isla, pasa a ser, durante los siglos V al IX, un centro urbano, vital, vitalista, activo y muy próspero. Ocurrió así lo que ocurre en los sitios que se van viendo cada vez más poblados, que llegan las edificaciones de iglesias, monasterios, de centros en los que dar cobertura a las diferentes facetas y necesidades de la emergente población. En el siglo XIV llegaron a vivir en la isla de Torcello alrededor de 20000 personas, cifra que contrasta sin ningún género de duda con la escasa población de hoy en día, que está por debajo de las cien personas.
El fin de la vida de Torcello es el mismo que le dio el origen: Venecia. La definitiva configuración de los barrios de la Sereníssima en torno al Gran Canal junto al hecho de que los alrededores de la laguna se encenagaban dificultando la navegación y facilitando la propagación de enfermedades, hacen que los habitantes de la isla emprendan el mismo viaje que sus antepasados pero en este caso en el sentido contrario, vuelven a Venecia, pues es allí donde ahora se dan las oportunidades. La laguna, afortunadamente para nosotros los visitantes se limpió y dejó de ser el foco de insalubridad que era, pero los habitantes nunca regresaron. La isla de Torcello, además de fuente de leyendas (lo que nos gusta en Buendía una leyenda) es un remanso de paz. A veces en la visita puede parecer que estuviéramos solos, pero no es tal, hay rincones para ver y para visitar que aún hoy mantienen vivo el recuerdo de aquellos días en los que, además de tabla de salvación, la isla de Torcello era fuente de vida.
Qué ver en las Isla de Torcello
Pues, amigos, vale la pena el corto paseo que separa Venecia de Torcello, por los rincones que la isla nos depara. Nadie lo diría, puede que en muchos casos ni se esperen, pero para maravilla del viajero, en la isla de Torcello nos esperan:
- La basílica de Santa María Assunta, uno de los edificios, de clarísima inspiración bizantina, más antiguo no sólo de la isla sino de toda la laguna. Sus mosaicos (llaman especialmente la atención el del Juicio Final detrás de la entrada y el de la Virgen María en el ábside), sus trabajos en mármol y su campanario adyacente, hacen de esta antigua catedral –fundada en torno al año 640- una de las paradas y de las visitas estrella de la isla. Esta Basílica está muy próxima a la Plaza Central de la isla de Torcello.
- El Museo del Estuario. Lo que identificamos como Museo arqueológico son los numerosos restos hallados en la isla. Si sois amantes de la arquitectura, disfrutáis con esta disciplina o sentís simplemente curiosidad, veréis que la colección, si bien es cierto no es muy conocida, no es nada desdeñable.
- Iglesia de Santa Fosca. En la Plaza central de Torcello, muy próxima por lo tanto a la Basílica, está esta iglesia de Santa Fosca que está en Torcello desde el siglo XII. Visitar tanto el exterior como el interior es otro de los imprescindibles de la excursión a la isla.
- El trono de Atila. Que el rey de los hunos se haya sentado aquí es una cosa que, aparte de no estar clara, se cuestiona bastante. Si se sentaban en esta silla de mármol los obispos y personas relevantes de la Iglesia cuando estaban en la isla y, cuidado que ahora viene la leyenda...se dice que si te sientas en el trono de Atila te casas en el plazo de un año. Tened esto en cuenta tanto para el si, como para el no.
- Hay un rincón más a visitar, cautivador y extraño a partes iguales, pero sobre él pesa una de las leyendas más arraigadas de la isla por lo que, vais a permitirnos que os la contemos con el cuidado que requiere...
El Puente del Diablo en la Isla de Torcello
Si hay un lugar para la magia y la leyenda en la isla de Torcello es aquí, en el llamado puente del diablo.
“En tiempos lejanos se cuenta que una joven noble veneciana y un oficial austrohúngaro cometieron el tremendo error de enamorarse y tal fue la equivocación que él apareció muerto y ella, ante tal drama, se quiso dejar morir. Intentando enderezar el aciago rumbo de la historia, un amigo de la desesperada joven le prometió reunirla de nuevo con su amado. Para ello acudió a una maga y la maga, ya que la empresa excedía de su poder, requirió la ayuda de un diablo. Faltaban pocos días para la Nochebuena cuando la joven y la hechicera acudieron a este puente del diablo para encontrarse con el terrible cooperador. De las tres llaves que portaba el diablo le dio una a la bruja, llave que ella arrojó al río. Si fueron fuerzas del bien o fuerzas del mal las que allí actuaron no lo sabemos, pero lo que sí se dice es que en la orilla apareció el oficial. Ambos se reunieron y desaparecieron, al parecer y de nuevo por arte de magia, para vivir felices en otro lugar y en otro tiempo. Podía ser este el final de la leyenda pero estaríamos obviando que esta magia nunca es gratis. Las almas de siete niños cristianos, muertos al nacer y nunca bautizados, fue el precio que la bruja quedó en entregarle al diablo la medianoche de la Nochebuena. Pero ella nunca llegó. Casualidad o destino murió antes de la fecha. Se ve que los diablos tienen otro concepto del tiempo y los plazos, pues en la isla de Torcello se cuenta que aún está esperando su pago y se presenta a esperar a la bruja con la forma de gato negro”
Imprescindible ver el Puente del Diablo en la Isla de Torcello, aparte de fijarnos en el detalle de su construcción, busquemos la leyenda.
Cómo llegar a la Isla de Torcello
- Línea T
Vaporetti
Ubicación de la Isla de Torcello
-
Torcello
-
30142
- Ver en Google Maps
-