Biblioteca San Marcos
La Biblioteca Nacional de San Marcos de Venecia es una de las más antiguas del país y contiene una gran colección de textos clásicos. Ubicada en el corazón de Venecia, la famosa Plaza de San Marcos
Historia Biblioteca Nacional de San Marcos
El viaje a Venecia, es, irremediablemente, condenarse a amar Venecia. A amar sus rincones, los que se ven y los que se intuyen. A amar sus luces, de día y también de noche. A amar sus piedras, las que levantan monumentos ya eternos, y las que ruedan en el camino. A amar su agua, tanto si la navegamos, como si solo nos llega su reflejo en cada paso del camino. Amar el carnaval y a sus caretas y a los escondites perfectos tras esas máscaras. Amar el arte, y sus artistas.
El viaje a Venecia, es también la sentencia definitiva que dará permiso a la Serenissima para amarnos a nosotros. Para no permitir que la olvidemos. Y si en algún sitio es capaz de ejecutar esa sentencia, es aquí, en la Plaza San Marcos, en el rincón más veneciano de Venecia, no por ser el único, lo mismo hasta encontramos nuestros propios rincones especiales (y ¡esos!, esos serán los buenos) sino por el simple valor de haber conservado la Venecia más esplendorosa que se recuerda. La Venecia del arte, de la cultura, del carnaval, del agua, de la historia… Si, la Venecia que empezamos a amar en el mismo instante que la empezamos a recorrer.
Esta plaza, guardiana de tanto y para tantos, mantiene en pie la esplendorosa Biblioteca de San Marcos, o la Librería Sansoniana, o la Librería Vecchia, o la Librería de San Marco, o la Biblioteca Marciana, o la Librería Marciana….¡no! Ni son muchas ni son tampoco de ningún planeta distinto al nuestro. Es solo una, la Biblioteca de San Marcos. La biblioteca, que un día, empezó como una donación….
Arranca la historia de esta extraordinaria biblioteca en el año 1498, cuando un 31 de mayo el cardenal Bessarion, dona a la República de Venecia unos 750 códices en griego y en latín y sobre 250 manuscritos. Las buenas prácticas parecen, en alguna ocasión, que hacen costumbre y a esta donación la siguió, unos años después, la entrega de un buen número de libros. El cardenal había conseguido atesorar a lo largo de su vida como patriarca latino de Constantinopla más de 800 códices, algunos de ellos de un extraordinario valor, como era el caso de la Bibliotheca del Pseudo-Apolodoro. La donación de Bessarion era absolutamente altruista, el único fin que escondía era la intención de acercar y permitir el acceso a estos libros. Solo una cosa pidió a cambio: que estos fueran guardados en un lugar que no se limitara a su almacenamiento y catalogación, que fueran conservados en un lugar acorde con u auténtico valor. Venecia aceptó el trato, ¿cómo no iba a ser así?, era, sin duda, un precio mucho más que justo, lo que ocurre que se tomó su tiempo para llevarlo a cabo. No fue hasta el año 1538 cuando empezaran las obras de la Biblioteca Marciana. Jacopo d’Antonio Sansovino es el arquitecto que inicia la obra, pero muere antes de poder terminarla y la labor de ponerle fin recae entonces en Vincenzi Scamozzi.
La Biblioteca de San Marcos estaba en marcha. Solo quedaba darle continuidad, y las sumas y las ampliaciones al tesoro que en ella se iba acomodando fueron llegando. El valor de los libros estaba en el sentir de la ciudad de Venecia, tal fue así que en el año 1603 una ley impone que todo lo publicado en la ciudad ser remitido a la Biblioteca. Y así la Biblioteca solo puede seguir creciendo. La importancia del lugar crece y con ella parece que lo especial se va apoderando de su existir, contra todo pronóstico sigue recibiendo libros incluso en los momentos más difíciles, como son el final de las guerras napoleónicas y la reunificación de Italia.
Solo en un breve período, a lo largo de su dilatada existencia, la Biblioteca fue trasladada a otro sitio distinto al que hoy visitamos. Fue en el siglo XIX, que se trasladó al Palacio Ducal.
En un emplazamiento esencial, la biblioteca es un sitio de visita obligada, de visita obligada para el público en general, pero si os declaráis amantes de los libros, la visita, lejos de obligada, es absolutamente irrenunciable.
Arquitectura de la Biblioteca de San Marcos
En la historia quedaron diferentes opiniones que acabaron por converger en una misma idea: “es, probablemente, uno de los edificios más bellos del Renacimiento”. Y aquí, frente a ella, empezaremos a entender el sentido de esta afirmación.
Elegante es su fachada. Objetiva y sencillamente elegante. Dieciséis arcadas, construidas entre los años 1537 y 1553, son las que se encargan de dar a la fachada una sensación de longitud, una planta que busca las alturas sin pretender dejar atrás al resto de los edificios con los que comparte plaza. En todo este conjunto, la mezcla de los estilos dórico y jónico, sus esculturas y la luz que se genera en sus columnatas como si fuera el truco de un gran mago, hacen, y sobre todo hicieron, la obra maestra de Sansovino, un modelo a seguir por el Renacimiento.
La primera planta de la biblioteca es toscana, presenta arcos con dovelas decoradas y aquí se añadieron las máscaras y las cabezas de león. Sobre estos arcos y sobre estas columnas de la primera planta encontramos un entablamento clásico con metopas y triglifos. Separado por una balaustrada se abre el segundo nivel de la biblioteca, más esbelto que el primero y rematado con un friso decorado con guirnaldas. Desde la plaza, observando la fachada, podemos ver que en ella no hay muro, lo que se abre a la plaza es un conjunto de arcos unidos entre sí por columnas y pilastras.
La biblioteca se corona con una balaustrada que tienen un obelisco en cada una de las esquinas y tiene también una serie de esculturas que coinciden en línea con cada una de las columnas del piso inferior, así de esta manera se gana altura y sensación de ligereza, como si no costase mantener este bello edificio en pie.
La biblioteca San Marcos fue levantada en una época de esplendor de la República, y en estos momentos este esplendor es más inercia que ego. Mostrarse suntuosa, rodearse de belleza, buscar lo hermoso y hacerlo parecer más hermoso aún, era no la manera de ser, si no la manera de sentir y en el interior de la biblioteca cada rincón surgió fruto de este sentimiento.
Los techos se decoran, las paredes y los suelos de mármol consiguen espantar el frío del material y atrapar sentimientos cálidos, episodios en los que todo, absolutamente todo, iba bien. El vestíbulo ya nos recibe a la manera de los grandes anfitriones, los que abren las puertas de su casa, sabiendo que, sin necesidad de más explicación, pueden dejar que las paredes griten en silencio los recuerdos que se negaron a abandonar estos rincones. Así se ama Venecia: a gritos y en silencio. Como elemento más destacado, si cabe prelación alguna, la tela octogonal que pinto Tiziano, “La Sapienza”.
Una vez en la sala de la biblioteca, compartiremos el momento con los famosos veinte círculos, obras de siete artistas diferentes y que tienen todos en común el haber salido de la selección hecha por Sansovino y por el propio Tiziano, de los veinte, los más famosos, quizá sean los tres realizados por Paolo Veronese. Además, repartidos por las paredes están los retratos de los filósofos, que nos observarán si antes no los observamos nosotros, y que esconden los trazos de nuevo de Veronese y de Tiziano también.
El gran salón fue pensado, ideado, levantado y decorado para albergar los códices, así que tenía (debía) que ser un lugar a la medida del preciado legado. Y así, se decidió que aquí habitara la decoración que exaltase las artes, las ciencias, la sabiduría y las virtudes ávicas. La apuesta era muy alta y, ahora, había que cubrirla, sí o sí. Los frisos dorados y los frescos del techo, llenan el espacio y nos llevan a la Venecia más dorada y más orgullosa de sí. La mano de Paolo Veronese una vez más tras el triunfo. Se había cumplido el trato, se había ganado la apuesta.
Todo esto, cada rincón, a modo de embalaje mágico para el auténtico sentido de este sitio: toda la gloria a la cultura y al poder de los libros, cultura y poder que había que hacer pasar de año a año, de década a década para alcanzar cualquier siglo. Y parece que supieron hacerlo bien. Todo el arte que se esconde en el interior de la Biblioteca de San Marcos da cobijo a aquella donación inicial que hoy son 13.000 manuscritos, cerca de 3000 incunables y 24000 libros que fueron impresos entre los años 1500 y 1600.
Ubicación de la Biblioteca San Marcos
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Biblioteca Nazionale Marciana
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Piazza San Marco, 7
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Detalles
- 8:00 a 19:00 h - Lunes a Viernes
- 8:00 a 13:30 h - Sábado
- General: 23,40 €
- Reducida: 17,40 €
Horario
Precio
Pase es válido también para el Museo Correr, el Museo Arqueológico Natural y el Palacio Ducal