Pazo Fonseca

Historia del Palacio de Fonseca

El pazo de Fonseca, perteneció, y es por eso que lleva orgulloso su nombre, al arzobispo Alonso de Fonseca. En este palacio durante generaciones vivió la familia del arzobispo (nombrado tal en el año 1507). Ni que decir tiene que se trató de una familia importante y adinerada de la ciudad. Lo que ocurrió, y es por ello por lo que Alonso marcó la diferencia, es que una vez que este llega al arzobispado decide levantar un espacio dedicado, fundamentalmente, a la tarea pedagógica. Y así se comenzó a crear un centro de estudios superiores en el que destacaron las enseñanzas de Arte, Derecho y Teología. Los estudios comenzaron a funcionar en el año 1544.

El arzobispo fue un hombre dedicado a la promoción de la cultura y esta labor de mecenazgo no se limitó solo a su persona de hecho en el Pazo de Fonseca se levanta la sede de la Universidad de Santiago de Compostela creada gracias a la importancia del patronazgo de su familia.

El Palacio Fonseca, conocido también como Colegio de Fonseca o Colegio de Santiago Alfeo, tuvo varias funciones a lo largo de los siglos: fue colegio mayor, convento para la nobleza, seminario de estudios galegos, facultad de medicina, de farmacia y, finalmente entre los años 1971 y 1976, facultad de económicas.

A día de hoy el Pazo Fonseca sigue ligado a la Universidad y alberga la Biblioteca de la Universidad. Además aquí se organizan diferentes eventos y exposiciones relacionadas con la Universidad y con la vida cultural en general.

Arquitectura del Palacio Fonseca

Una vez que alcancemos el Pazo Fonseca, son varias las cosas que podremos admirar y que nos harán entender un poco mejor, porque el Pazo Fonseca es parte de nuestro tour y porque es uno de los edificios más importantes de Santiago de Compostela.

El edificio es obra del arquitecto Juan de Álava y es Alonso de Covarrubias el encargado de su construcción.

En este breve y sencillo paseo por la arquitectura del palacio, son varios los elementos que nos llamarán la atención:

• la fachada, de estilo plateresco
• sus dos cuerpos diferenciados:

• En el cuerpo inferior hay un arco y un nicho de entrada al palacio y en los laterales están las estatuas de Santiago Alfeo y de la Vírgen de los Placeres.
• En el cuerpo superior, además de un gran ventanal, están alojadas las estatuas de San Pedro y San Pablo (patrones, por aquel entonces, de los colegios universitarios) y de Santa Catalina y San Ildefonso (patrones de la familia Fonseca).

Una vez en el interior del Palacio Fonseca hay varios lugares de visita: su salón artesonado, su capilla gótica...y su claustro.

Claustro del Palacio Fonseca

El patio del antiguo colegio, cumple a la perfección con la imagen que podremos tener de un claustro antes de iniciar la visita. Es un espacio cuadrado, no sabemos su alguien al pensar en un claustro lo hará lejos de un espacio cuadrado, de aspecto y forma armónica.

Este claustro tiene también dos cuerpos, divididos en 24 espacios. Ambos niveles aunque diferentes entre sí, mantienen entre ellos el equilibrio del que os hablábamos al principio. Lo que define al primer nivel son sus arcos. Lo que define al segundo nivel, que también tiene arcos, es, sobre todo, su balaustrada y su hermosa cornisa labrada. Si sois amantes del arte, o curiosos de las cosas valiosas, sabréis apreciar y además no os podéis perder, esta pequeña joya del plateresco español.

Es precisamente en este claustro del Pazo Fonseca donde podemos, en su parte baja, visitar la Biblioteca América. Esta Biblioteca es una auténtica joya. El lugar que nos ofrece el pazo es fruto del tesón y la perseverancia de un conocido compostelano: Gumersindo Busto, que en un momento de su vida, que transcurre lejos de su hogar por diferentes países iberoamericanos, decide buscar e idear la manera de difundir entre sus “paisanos” la riqueza de estos países tan lejanos de Santiago.

Las flores de las que se adorna, son azaleas de flor rosada.

Jardín del Palacio Fonseca

No podemos dejar pasar la oportunidad, ahora que estamos de paseo por este pazo, de hablar y rescatar de la memoria, el llamado Jardín Botánico de la Universidad de Santiago. Este jardín, que se levanta en el año 1844 en los espacios del pazo destinados a las huertas, se utilizaba y funcionaba como complemento a las investigaciones y a los estudios que se llevaban a cabo en las vecinas facultades de Medicina, de Ciencia y de Farmacia. Su importancia llegó a ser tal que aquí se cultivaron en un momento dado más de 1.000 especies diferentes. Entre las especies que hoy quedan en el jardín están dos Ginkgo biloba, un olivo y un alerce. Son más de 2.000 metros cuadrados en los que disfrutar, entre otras cosas, de un remanso de paz en medio del bullicio.