Catedral de Santiago

Aunque no nos guste mucho, hay veces que las historias no pueden ser contadas del todo por tiempo, por capacidad y por lógica. La historia de la Catedral de Santiago de Compostela, es igual que la catedral, inmensa. Vamos a contar solo lo esencial, lo indispensable, sabiendo que nos dejamos mucho y prometiendo retomar lo olvidado a poco que tengamos ocasión.

Antes de construir la catedral, antes de sus remodelaciones, antes, mucho antes de todo esto, su historia se empezó a fraguar muy lejos de aquí. Santiago el Mayor, uno de los doce discípulos, es asesinado en Palestina en el año 44. El cuerpo es sacado de allí (la historia del apóstol Santiago es tan digna de ser contada como la de la propia catedral) y acaba enterrado en el Monte Libredon. En recuerdo del lugar de esta sepultura solamente se levantó un pequeño altar, nada más querían no olvidar donde estaba enterrado. Y así comenzó todo.

Durante el reinado de Alfonso II (791-842) se descubrió este altar y lo que guardaba y se levantó en su lugar una pequeña capilla. Enterado la urbe de lo que allí había, no tardaron en aparecer asentamientos más o menos cercanos a las reliquias, buscando sitios tocados por la mano del apóstol. No fueron asentamientos sin más, pues con ellos estaba naciendo la ciudad de Santiago. Sobre la primera iglesia se operaron, bastante rápido, numerosos cambios. Alfonso III la hace más grande, San Pedro de Mendoza la vuelve a levantar después de que la hubiera derrumbado Almanzor. Y así, poco a poco, se va avanzando en la construcción de la Catedral de Santiago de Compostela, a la que hoy vamos.

Construcción de la Catedral de Santiago de Compostela

Bueno, casi es obligado decir que el inicio de la obra, la reconstrucción de la primera iglesia, viene impulsada y de la mano de las peregrinaciones. O mejor dicho, del hecho de que Santiago se había colocado de manera sobresaliente en el centro del espíritu y de la fe de las peregrinaciones. Conoce la historia de la Catedral de Santiago de Compostela en alguna de nuestras actividades turísticas en Santiago.

Alfonso VI y el obispo Diego Pelaez, inician las obras. De nuevo sobre el sepulcro del apóstol Santiago, esta vez el proyecto era muy ambicioso. Estamos en el año 1075 y pronto aparecen las dificultades, unas dificultades y unos imprevistos que, sin llegar a paralizar la obra, si la ralentizan hasta el año 1100. En estos momentos el obispo Diego Peláez, había sido reemplazado por el arzobispo Diego Gelmírez. Desde aquí los trabajos no solo adquieren un nuevo impulso, sino que al servicio de estos trabajos se ponen los grandes maestros de la época.

El Códice Calixtino recoge que la última piedra se coloca en el año 1211, año en el que Alfonso IX la consagra. Un dato antes de avanzar en la construcción de la catedral: cuando esta se consagra, ya tenía concedido el privilegio de la absolución plenaria para quien viajara en peregrinación en Año Jubilar. Año Jubilar, por si acaso alguno no está familiarizado con el tema, es aquel en el que la festividad de Santiago (25 de junio) cae en domingo.

Una vez más, y no va a ser la última, no pretendemos más que dar unos pequeños apuntes, más como información general que como nociones de arquitectura.

Cuando la catedral de Santiago de Compostela vio la luz, lo hizo como una soberbia construcción románica. Una construcción de verdad apabullante. Es, no lo vayáis a dudar, el monumento románico por excelencia, fruto del trabajo de varios arquitectos:

• El maestro Bernardo el Viejo
• El maestro Esteban el Joven
• El maestro Roberto
• El maestro Mateo.

La catedral se concibió con planta de cruz latina y todo su espacio cuenta con naves, capillas y recorrido que permitían el transcurrir de los miles de visitantes y peregrinos que, desde siempre, llegaban a esta catedral, por ser este foco y meta de peregrinación.

Puerta Santa

¿Qué tiene la Puerta Santa? Pues veréis, esta puerta, que también es barroca y que está en la fachada este de la Catedral de Santiago, no siempre está abierta. Y ahora es un buen momento para preguntarnos ¿y una puerta en una fachada de una catedral, cerrada, que sentido puede tener? Pues en este lugar tiene todo el sentido al abrirse únicamente en los años compostelanos.

Cada 31 de diciembre, a la media tarde, esta puerta se abre, dejando libre la entrada de un nuevo Año Santo. Esta puerta da acceso a la cripta del apóstol y tiene una conexión mucho más que evidente con el fin último de la peregrinación, que era otro que transitar desde el pecado hasta el perdón. Miles de peregrinos aún mantienen este espíritu. El camino de la fe, aquí, parece no quebrarse nunca.

Lo que tienen las torres que siempre nos llaman la atención, no lo sabemos, Lo que sí os aseguramos es que cada vez que cruzamos la plaza de la catedral, con alguna de nuestras actividades culturales por Santiago, la vista sobre las torres es algo que no podemos dejar escapar. Si están ahí, parece que todo va bien.

Una de las torres es la conocida “Torre de la Carraca”. Dejadnos empezar por contar por qué se llama así. Su nombre viene de un sonido, un sonido que se produce en su interior al hacer chocar unas tablillas. El sonido de esta “carraca” es triste, fúnebre y se usaba en los Viernes Santo. Desde al año 2010 en Santiago de Compostela se recuperó de nuevo el sonido de esta carraca. Esta torre podemos verla a la izquierda de la fachada del Obradoiro. Esta es una torre barroca que viene del año 1738 y es obra de Fernando de Casa Nova. 74 metros mide la Torre de la Carraca.

La Torre de las Campanas, mide, al igual que la Torre de la Carraca, 74 metros. Es la torre que podemos ver a la derecha y esta fue la primera torre en elevarse. Tiene una historia curiosa de la propia historia de la ciudad. Esta historia transcurre en la Edad Media, al rebelarse la población contra la nobleza. En esta torre y ante esta rebelión se refugiaron el obispo Gelmírez y la reina Urraca. Ambos buscaban salvar la vida y huir de la turba. El obispo finalmente lo consiguió. La reina corrió peor suerte.

La Torre del Reloj, si bien empezó su construcción en el siglo XIV, no fue hasta el XVII cuando se añadieron las últimas partes. El reloj se construyó en 1831. Es un reloj con cuatro esferas, si, una por fachada. Es un reloj particular, cuya particularidad reside en que solo tiene la aguja que marca las horas.

El claustro de la catedral no solo es una parada obligatoria, sino que es de justicia decir que es uno de los claustros más grandes de España. Es cuadrado, con 45 metros por cada lado. Este claustro que hoy podemos ver, es el tercero que se construye y fue precisamente este, no sabemos si por ser el definitivo, causó muchos problemas y solo pudieron salvarse gracias a la pericia conjunta de tres arquitectos: Rodrigo Gil de Hontañón, Juan de Herrera y Gaspar de Arce.

¿Qué podemos ver en el claustro de la catedral de Santiago? Pues muchas cosas y algunas de ellas de verdadero interés. Lo primero que os llamará la atención serán las numerosas tumbas que hay. Bueno, esto tiene que ser así porque el claustro fue cementerio desde el siglo XVI. Hay tres relojes de sol que llaman siempre la atención y que, además de dar la hora, marcan también las estaciones.

En el centro del claustro están sus habitantes más curiosos: las campanas que se retiraron hace años de la Torre del Reloj y la llamada Fontis Mirabilis, la fuente que hace años estaba frente a la Puerta del Paraíso y en la que los peregrinos se limpiaban del camino.

Desde el claustro se entra al Museo (el Museo Catedralicio es objeto de un artículo, no dejéis de mirarlo porque es realmente necesario). Se entra también desde el claustro a la capilla de las reliquias y al panteón real, al archivo, donde se custodió en Códice Calixtino, y a la Capilla de Alba.