Plaza de Santa Ana

El espacio debe su existencia a Álvarez Gato, Mayordomo de Carlos I, quien compró y adecentó el lugar. Aquí, por aquel entonces, se encontraba monasterio de las Carmelitas Descalzas de Santa Ana, del que toma su nombre la plaza, fundado por San Juan de la Cruz en 1586. En torno a este lugar estuvieron los primeros corrales de comedias de Madrid, como el Corral de la Pacheca. Pero la plaza Santa Ana de Madrid, como tal, se la debemos a José Bonaparte. El llamado “Rey Plazuelas”  quiso hacer en su lugar una plaza que separase los sentidos de circulación de los carromatos que circulaban por la Villa.

La plaza pasó por varios nombres. Se la llamó Plaza del Príncipe Alfonso, Plaza de Topete, algún alcalde de Madrid la llamaba “plaza de la Cerveza” por sus ya afamados negocios hosteleros y vida de ocio, tanto es así que se llegó a llamar incluso “cementerio de las gambas”. En distintas épocas se la ha conocido como la plaza del Español  o la plaza de Simeón. Pero el pueblo madrileño, sin embargo, siempre mantuvo el nombre de la patrona del viejo convento y será durante la Segunda República cuando de manera oficial se bautizará como plaza de Santa Ana, en 1933.

En 1925 se convierte en la primera plaza peatonal de Madrid tras una reforma que no gustó a los madrileños ni a los hosteleros, que se quedaron sin terrazas por un cuarto de siglo. Después de alguna otra remodelación, en 1998 la Plaza Santa Ana de Madrid adquiere la forma con la que hoy la visitamos. 

Hubo en tiempos pasados en el centro de la plaza un gran pilón circular, con un pedestal provisto de cuatro caños para los aguadores. Luego, en 1812 se colocó una estatua llamada “Carlos V y el Furor”, que se retiró y actualmente se conserva en el Museo del Prado. En su lugar se colocó la llamada Fuente del Obelisco, un monolito piramidal de piedra, también desaparecido y luego se aprovechó el pilón y la fontanería para colocar en 1870 la pequeña Fuente del Cisne, que se sabe que estuvo allí aún en 1925, pero que ya tampoco existe. Las esculturas que sí podemos ver hoy son la de Calderón de la Barca y Federico García Lorca.

Y entre tanta historia y monumentos... ¿Qué tal si nos tomamos algo por Madrid? La Plaza de Santa Ana es punto de encuentro para muchos madrileños. Te sorprenderás la cantidad de locales que puedes encontrar, desde algunos clásicos que llevan muchísimos años, hasta otros que se van renovando. Salir de cañas y tapas es uno de los planes de moda en Madrid. Da igual el momento del día, ¡esta plaza nunca duerme!

Puedes comer en la Plaza Santa Ana de Madrid en restaurantes como O Cacho do Jose, el italiano Il Pezo di Giuseppe, el Zahara de Osborne, el japonés Miss Sushi , la Taberna La Vinoteca o el Restaurante Santa Ana en el Hotel Reina Victoria. Para comer unas tapas por Madrid, en la Plaza Santa Ana hay lugares como El Bar Vina, la Cervecería Santa Ana, el Lateral o las míticas 10 Tapas de Santa Ana, local de gran solera de Madrid.

Y en cuanto a los pubs, para tomar una copa por la noche madrileña, puedes ir al famoso Hawaiano, donde puedes probar alguno de los más afamados cocktails de Madrid. Además, existen dos lugares emblemáticos de Madrid, que podéis incluir en esos planes de “que hacer por Madrid” o “donde comer en Madrid”, y son la Cervecería Alemana de Madrid, para muchos el lugar más famoso de la Plaza de Santa Ana, y el Vila Rosa, donde se encontraba el antiguo Tablao flamenco.

El primer sábado de cada mes, los comerciantes de la zona abren sus tiendas de forma ininterrumpida durante todo el día y sacan sus productos más representativos a la calle. En esta jornada, también se adornan los escaparates y se ofrecen promociones especiales y descuentos, mientras conciertos y teatros callejeros animan el ambiente. Este mercado especial lo organiza la Asociación de comerciantes del Barrio de las Letras. Se trata de una actividad de puertas abiertas con el objeto de mostrar y compartir la oferta comercial, turística, cultural y gastronómica del Barrio de las Letras de Madrid, para impulsar así el número de visitantes.

Los locales hosteleros contribuyen también ofreciendo promociones, descuentos y menús especiales. Es una actividad con un formato muy parecido al de otros mercados mundialmente conocidos como el Portobello Road de Londres o los famosos mercados de las pulgas neoyorkinos. El mercado debe su nombre a la calle Cantarranas, (actual calle Lope de Vega) del Barrio de las Letras, un lugar que estaba repleto de charcas a donde venían los ruidosos anfibios cuando la zona estaba cubierta por las huertas.