Plaza Jan van Eyck
Una buena manera de conocer Brujas es recorriendo a pie su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Callejeando daremos con la Plaza Jan Van Eyck, una de las plazas más bonitas de la ciudad, presidida por la escultura del famoso pintor flamenco que le da nombre: Jan Van Eyck.
Por la gran concentración de edificios financieros en la plaza, podemos decir que nos encontramos en el Manhattan histórico de Brujas. Y es que, durante los siglos XIV y XV, aquí se concentraban la mayoría de las mercancías y tratos comerciales de la ciudad. Un lugar histórico y con mucha historia que en Buendía no nos queremos perder.
Historia de la Plaza van Eyck
La plaza actual es del siglo XVIII, cuando gran parte de los canales eran abovedados, cobrando vida en el siglo XIX con la restauración de los emblemáticos edificios que la conforman.
Tendremos que viajar hasta el siglo XIII, cuando la ciudad florecía como puerto comercial. Por eso, aquí se ubicaron edificios como la Aduana (Tolhuis), construida en 1477 por Pedro de Luxemburgo con el dinero recaudado con el impuesto que se cobraba en el antiguo puente de San Juan. En 1876, el ayuntamiento compró el edificio para albergar la biblioteca y en 1889 la planta baja fue convertida en una estación de bomberos.
Desde el siglo XIX encontramos en la plaza la estatua del pintor que le da nombre: Jan Van Eyck, que con sus 3,75 metros de altura, fue esculpida por Hendrik Pickery e inaugurada en 1878 por Leopoldo II.
Qué podemos ver en la Plaza Jan van Eyck
Durante nuestra visita a Brujas, seguro, dedicaremos parte de nuestro tiempo a esta plaza. Y será un tiempo bien invertido porque son varios los lugares que llamarán nuestra atención y que, además, cuentan parte de la historia de la ciudad.
A la izquierda de la plaza, se puede apreciar la pequeña fachada de piedra natural de la Casa de los Estibadores (Pijndershuisje), con la fachada adornada con los cuatro santos protectores del gremio: Juan Bautista, Juan Evangelista, San Jorge y San Lamberto.
El Poortersloge fue construido a principios del siglo XV por un grupo de burgueses que se reunía aquí para hablar de negocios con los comerciantes. El lugar era ideal porque estaba justo donde los buques mercantes atracaban para despachar su mercancía. Fue, además, un lugar de encuentro para la Sociedad del Oso Blanco, que era una compañía de torneos. Son varias las leyendas que circulan sobre este oso: dicen que fue el primer habitante de la ciudad que perdió la vida en un combate con Balduino I Brazo de Hierro y que, en ese momento, su espíritu abandonó su cuerpo y se refugió en el escudo de armas de la ciudad.
Por supuesto, veremos la estatua que da nombre a la plaza, la estatua de Jan Van Eyck. El nombre proviene de la época en que la Logia de los Burgueses fue Academia de Bellas Artes, que, por aquel entonces, poseía un museo dedicado a los maestros flamencos y, dado que Jan Van Eyck fue el más famoso de ellos, la plaza acabó recibiendo su nombre.
En 1995 el gobierno provincial compró el complejo de edificios de la plaza Jan Van Eyck, que desde 1962 es un monumento protegido. Tras la restauración se les dieron usos distintos a los que tenían en sus orígenes, instalándose en ellos servicios como: la Biblioteca Provincial, el Archivo de Brujas, el Centro de Información Provincial y el Punto de Información de Europa.
Todo ello, dota la plaza de mucho ambiente ya que, además de estos emblemáticos edificios, está rodeada de tiendas y cafés y nos ofrece una de las panorámicas más bellas de Brujas.
Ubicación de la Plaza Jan van Eyck
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Plaza Jan van Eyck
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Jan van Eyckplein 8000
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Cómo llegar
- Parada: Brugge Jan Van Eyckplein
- Museo del Chocolate (100 m)
- Museo de la patata frita (170 m)
- Grote Markt (400 m)
- Iglesia de San Gil (450 m)