Beguinario de Brujas

Las beguinas de Brujas eran mujeres que habían sufrido las consecuencias de guerras, como las Cruzadas, en las cuales sus esposos, hermanos o hijos no tenían un viaje de retorno a casa en la mayoría de los casos. Ante esta situación, a mediados del siglo XII se creó una congregación laica en la cual estas mujeres tomaban un papel activo e importante en beneficio de la sociedad mientras vivían aisladas en estos pequeños recintos que actuaban a modo de pueblo, pero siempre caracterizadas por una vida austera y tranquila.

Estas beguinas ofrecían su vida a ayudar a los más desfavorecidos de la ciudad, a ayudar a los enfermos y en labores artesanales como el encaje en beneficio económico a la ciudad y para su subsistencia. No debían cumplir unos votos estrictos como las monjas aunque vistieran como ellas, sino que más bien debían cumplir el voto de castidad, los horarios del cierre del beguinario y la obediencia a la Beguina Mayor (la responsable del beguinario).

Historia del Beguinario de Brujas

El beguinario de Brujas fue fundado en 1245 por Margarita de Constantinopla, condesa de Flandes. Este convento actuaba como una pequeña ciudad dentro de Brujas.

Por las mañanas abrían las puertas y las beguinas podían salir del convento, pero al caer la tarde las beatas debían volver ya que sus puertas se cerraban. Bien es cierto, que en el caso de que los hombres de estas mujeres volviesen, éstas eran libres para reanudar sus vidas de casadas.

En un principio las primeras viviendas que ocupaban el lugar eran de madera, pero en el siglo XVIII fueron sustituidas por casas encaladas con un color que actualmente conservan. Rodeando a estas casas se instaló un patio donde estas beguinas trabajaban en muchas de sus labores y además una iglesia a la cual podían ir a rezar. La última beguina dejó el beaterio en 1927.

Desde 1930 el beaterio de Brujas es ocupado por monjas benedictinas y, actualmente, también es un centro de retiro.

El Beguinario de Brujas

El Beguinario de Brujas o Begijnhof Ten Wijngaarde en neerlandés, es uno de los 13 beaterios que quedan repartidos en Bélgica y tiene la mención de Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.

Dentro de este bello enclave, se puede apreciar un patio ajardinado que destaca, sobre todo, entre marzo y abril, cuando florecen sus preciosos narcisos y este beguinario tiene aún más encanto.

Además, podemos apreciar la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de Spermalie reconstruida en el año 1605 tras un incendio.

Otro punto a destacar sería el Museo Casa de las Beatas, donde se puede apreciar cómo vivían estas beguinas y cómo eran estas casas en el interior.

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