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Iglesia de Nuestra Señora de Brujas

La Iglesia de Nuestra Señora de Brujas o de Notre Dame es un relicario en sí misma. Este edificio gótico, con la segunda torre más alta del mundo construida en ladrillo, conserva en su interior los sepulcros del duque de Borgoña, Carlos el Temerario, y de su hija, María de Borgoña y de Brabante, así como el corazón de Felipe el Hermoso y una conocidísima escultura de Miguel Ángel (Virgen con el Niño o Madonna).

  • Vista aérea de la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas
    Vista aérea de la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas
  • Iglesia de Nuestra Señora de Brujas vista desde un callejón
    Iglesia de Nuestra Señora de Brujas vista desde un callejón
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Historia

Sobre el terreno en el que actualmente se alza la Iglesia de Nuestra Señora, antiguamente existía una iglesia románica. La construcción actual fue levantada entre los siglos XIII y XV y el elemento más característico de la iglesia, su torre, se erigió entre los años 1270 y 1340. Esta torre, con sus 122,3 metros de altura, es la segunda torre más alta del mundo construida en ladrillo, sólo detrás de la torre de la Iglesia de San Martín de Landshut, en Alemania.

Esta iglesia parece seguir una tradición muy común entre las iglesias belgas, y más concretamente las flamencas. Se trata de una construcción de estilo gótico que envuelve una decoración barroca en el interior. Esto se debe a que la decoración original iba acorde con la edificación, pero a comienzos del siglo XVI se dan dos circunstancias que propiciarían esta diferenciación entre el estilo arquitectónico y el del mobiliario religioso. Por un lado, las nuevas corrientes protestantes comienzan a proliferar entre la población flamenca. Por otro lado, cada vez se apreciaba menos al rey Carlos I de España y V de Alemania, que gobernaba directamente la región y a quién se le consideraba un rey extranjero a pesar de haber nacido y crecido en la vecina ciudad de Gante. Las protestas derivaron en la destrucción de todo lo relacionado con lo español, y un buen ejemplo eran las iglesias, siendo el Imperio Español el mayor protector de la Iglesia Católica.

Por este motivo, las iglesias quedaron vacías, despojadas de su decoración original, quedando las construcciones como auténticos esqueletos de lo que algún día fueron. Los retablos, coros, bancos e incluso las vidrieras fueron destruidos en este período. Pero a la Reforma Protestante le sigue como respuesta la Reforma Católica o Contrarreforma (a mediados del siglo XVI) con la que se pretendía renovar la Iglesia y frenar el alcance de las doctrinas protestantes. En este intento de revitalizar la Iglesia, se vuelven a decorar las iglesias con todo aquello de lo que habían sido despojadas pero con el estilo predominante entonces: el barroco.

Se trata de un estilo mucho más recargado, decorativo, que representa figuras con un mayor dramatismo y con cierto uso de los efectos ópticos en las esculturas. La nueva decoración no tendría sólo una función decorativa, sino también una función pedagógica para una población analfabeta en su mayor parte, representando en retablos, coros y en púlpitos, la mayoría de las veces, pasajes de la Biblia.

Sepulcros de Carlos el Temerario y María de Borgoña

En el altar mayor, delante de un sencillo retablo consistente en un tríptico compuesto por tres pinturas, descansan los sepulcros de Carlos el Temerario, duque de Borgoña y Brabante, y su hija, María de Borgoña. Pero estos sepulcros, al igual que la iglesia y su mobiliario, no comparten el mismo estilo artístico.

Curiosamente, el sepulcro de la hija es unos sesenta años más antiguo que el de su padre, a pesar de haber muerto sólo cinco años después que aquél. Mientras que Carlos el Temerario murió en la ciudad francesa de Nancy durante una batalla en 1477, su hija María lo haría a la temprana edad de veinticinco años mientras practicaba su deporte favorito en Brujas, caza con halcón a caballo, tras caer de él y ser aplastada por el animal.

Pero, entonces... ¿Cómo puede haber tanta diferencia de años entre los diferentes sepulcros, siendo el del padre más moderno? Básicamente, los restos de María de Borgoña fueron depositados en un sepulcro con una decoración propia de su época; se trata de un sepulcro gótico, con una talla recargada a la vez que refinada y delicada, poniendo el artista mucho esmero en el detalle. Sin embargo, su padre en un principio fue enterrado en Francia, donde falleció, pero más de medio siglo después sus restos fueron llevados junto a los de su hija, en Brujas, donde descansan hoy en día. Es en este momento cuando se decide enterrar a Carlos el Temerario en un sepulcro renacentista, ya el estilo predominante entonces. La talla de este sepulcro es mucho más sencilla, realista, sobria y austera, no sólo porque el estilo renacentista no fuese tan recargado como el gótico, sino también porque ya se apreciaba cierta decadencia en la ciudad de Brujas y de su economía. Curiosamente, estos sepulcros narran la historia de la ciudad, de una Brujas rica y próspera a una Brujas decadente que acabaría sólo unos siglos después casi en el olvido.

El corazón de Felipe el Hermoso

El curioso hecho de que el sepulcro de María de Borgoña sea más antiguo que el de su padre no es la lo único que caracteriza a esta tumba, sino que los restos de la duquesa de Borgoña no yacen solos: en el mismo sepulcro se encuentra el corazón de Felipe el Hermoso, su hijo, dentro de una caja de plomo con inscripciones en su honor.

Felipe nació en Brujas en 1478, heredando el título de duque de Borgoña de su madre a la edad de tan sólo cuatro años. Pasaría a ser Felipe I de Castilla tras casarse con la hija de los Reyes Católicos, también conocida como Juana la Loca, ya que su incapacidad para gobernar provocaría que su marido se hiciese cargo del Reino de Castilla. Se suele decir que en cierta medida su locura se debía a la constante ausencia de su marido, a la muerte prematura de éste y al encierro forzoso que sufrió por parte de su padre, Fernando de Aragón, y su hijo, Carlos I de España y V de Alemania.

Felipe el Hermoso murió en Burgos siendo muy joven, con sólo 28 años, de forma repentina. Según la historia, la muerte le llegó jugando a la pelota, cuando en un descanso bebió abundante agua fría, cayendo enfermo y muriendo poco después.

Si bien su cuerpo yace actualmente junto al de su esposa Juana en la Catedral de Granada, lo cierto es que su cuerpo fue despojado de su corazón, llevándolo a la ciudad que le vio nacer, Brujas, consiguiendo de esta manera que Juana la Loca no tuviese el corazón de su amado Felipe ni cuando él vivía ni después de morir.

Virgen con el niño o Madonna

Para los amantes del arte, esta iglesia guarda otro tesoro. Se trata de la “Virgen con el Niño” o “Madonna” del artista florentino, Miguel Ángel Buonarroti. Es la única obra del artista que salió de Italia mientras éste aún vivía.

La característica principal de esta obra es que tanto la virgen María como el niño Jesús miran hacia el suelo. Esto originariamente no debió ser así, sino que cuando la escultura fue realizada en 1504 se concibió para ser expuesta a gran altura en la Catedral de Siena, por lo que no debería parecer que mirase al suelo, sino a los fieles. Sin embargo, la escultura fue llevada a Brujas por dos comerciantes flamencos, los hermanos Jan y Alexander Mouscron, diez años después de ser esculpida.

Esta obra sufrió a lo largo de la historia dos grandes robos, el primero por parte de Napoleón Bonaparte en 1794, y 150 años después también sería robada por las tropas nazis, en 1944. Afortunadamente, siempre acabó regresando a su sitio. Gracias a ello, hoy podemos disfrutar de ella en la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas.

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Ubicación de la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas