Teatro de la Ópera de Budapest

En el Teatro de la Ópera de Budapest, que también es conocido como la Ópera Nacional de Hungría se implicaron, incluso desde antes de su construcción, personajes relevantes del país, monarcas incluidos, y una cantidad nada desdeñable de dinero. El motivo nunca fue otro que la importancia que la música siempre tuvo en Hungría en general, y en Budapest en particular.

La Ópera de Budapest fue construida a finales del siglo XIX. La obra, que empezó en 1875, fue finalmente inaugurada el 27 de septiembre de 1884, tras casi diez años de construcción, y en presencia de Francisco José I que donó gran parte del dinero, con la condición de que la Ópera de Budapest no sobrepasase en tamaño a la de Viena.

Tras un concurso de arquitectura, donde una de las condiciones fue proyectar una fachada del mejor Renacimiento italiano, resultó ganador Miklós Ybl que acabó construyendo la que sería considerada una de sus obras maestras.

A finales de los años 70, se produjeron cambios en los diseños originales, tanto por problemas financieros, que hicieron decaer el trabajo de construcción, como por un incendio en el Teatro de la Ópera de Viena que costó casi 400 vidas. Eso influyó en el auditorio, que fue dividido en tres partes y se añadieron más salidas de emergencia, convirtiéndose así en el primer teatro de Europa con una cortina de seguridad en el escenario y otras innovadoras medidas de seguridad. Hoy en día, este es uno de los lugares más visitados de la ciudad. Y tenemos que decirlo. Si tenéis opción de ver alguna representación en directo desde su sensacional patio de butacas, no dudéis en hacerlo. 

Siendo una de las paradas más increíbles de tu viaje a la capital húngara, debes saber lo que verás en este auténtico templo a la música. Antes de entrar, una de las cosas que más llama su atención es su fachada neo-renacentista. Si os fijáis podréis descubrir en ella figuras de los compositores más prestigiosos del mundo, y, en los nichos a ambos lados de la entrada, un homenaje especial a dos de los compositores húngaros más ilustres: Ferenc Erkel y Franz Liszt.

El auditorio tiene forma de herradura y tres plantas, aunque en el plano original había cuatro plantas, pero no fue posible su construcción por los problemas financieros. En toda la sala predomina el color rojo y dorado y en el techo una pintura al fresco de Karoly Lotz, donde están representados los dioses griegos del Olimpo, iluminada por la enorme lámpara de más de 3 toneladas. El escenario central es una obra de ingeniería, donde se empleó la tecnología más puntera del siglo XIX, con un mecanismo giratorio y maquinaria hidráulica de metal.

Si estáis de visita en Hungría, vosotros mismos testaréis todas las huellas de la música en el país, y si vuestro viaje os lleva a la capital, nosotros estaremos encantados, con nuestras actividades, en español, por Budapest, de mostraros cuánto y cómo de importante es aquí la música. Sin duda el Teatro de la Ópera es un magnífico lugar por el que empezar…