Hungría

Guia de viaje de

Budapest

Muro del Ghetto de Budapest

Del muro que rodeó el ghetto de Budapest queda poco, muy poco, hay que cruzar el umbral del número 15 de la calle Király, y al fondo a la izquierda se encuentra el epicentro del holocausto húngaro; un muro de piedra gris, de 20 metros de largo y 4 de alto, que antaño delimitaba el gueto judío de la capital húngara.

Es el último vestigio, y la última manifestación incriminatoria, de que Hungría colaboró con el Tercer Reich en el aislamiento, deportación y exterminio de los judíos. La destrucción de los judíos húngaros se convirtió en el programa más rápido ejecutado en la historia del holocausto. Los acontecimientos se produjeron a una velocidad impresionante. Es uno de los pequeños rincones de la ciudad que no podemos dejar de recomendaros si estáis pasando unos días en Budapest.

El Ghetto de Budapest, la huella de la historia del holocausto

En junio de 1944, las autoridades húngaras ordenaron a los judíos que se trasladasen a más de 2000 edificios marcados y denominados “Casas de la Estrella de David”. La vida transcurrió de una manera más o menos tranquila hasta que en noviembre de 1944 las Cruces Flechadas ordenaron a los judíos dirigirse a un guetto, el llamado Distrito VII: en un área de 0,609 km² fueron hacinados más de 63.000 judíos… fue el principio del oscuro confinamiento, la barbarie había llegado a Budapest. Si queréis conocer la historia del pueblo judío, os contamos todo lo que la ciudad ofrece con nuestro Free Tour, en español, por Budapest. Mientras tanto, os contamos más de este Ghetto de Budapest.

El muro del ghetto de Budapest es un muro con un millón de historias, con un pasado trágico. La experiencia de acercarse a él resulta indolora al principio, pero impresiona acercarse a la piedra y produce estupor escuchar el antiguo eco de las lamentaciones.

Cómo era la vida en el Ghetto

En el ghetto central, los alimentos escaseaban, la basura había dejado de recogerse, cuando llovía, el agua arrastraba a lo largo de las calles agua con todo tipo de basura, ratas muertas, heces…, todo ello propició la rápida propagación de enfermedades.

Miles de personas estaban sin hogar: algunas se vieron obligadas a abandonar las habitaciones que les habían sido asignadas, debido al hacinamiento de personas en las mismas, y a otras simplemente no se les llegó a asignar nunca una habitación.

Las escuelas fueron cerradas y los niños vagabundeaban por las calles. En todos los rincones había gente acostada: algunos no tenían domicilio fijo, otros estaban muertos, esperando ser recogidos por unas brigadas de hombres y enterrados en grandes fosas, en alguno de los parques del gueto.

Durante el verano, los cuerpos eran enterrados rápidamente, sin ninguna tentativa de identificación, pero con la llegada del otoño y el frío, los cadáveres eran amontonados en los jardines de la Gran Sinagoga o en los parques del gueto. Durante el invierno esos cadáveres se congelaban formando sólidos bloques. El frío, al menos, eliminaba el peligro de propagación de enfermedades.

Unos 20.000 judíos de Budapest fueron ejecutados en la orilla del Danubio. Otros 25.000 terminaron en el campo de concentración de Auschwitz, y 70.000 engrosaron las demás rutas del exilio y del exterminio en apenas medio año de voraz purificación racial.

El trabajo obedeció a los planes del genocidio nazi, pero encontró una extraordinaria aceptación entre las autoridades húngaras. Adolf Eichmann, coronel de las SS, se vanagloriaba del entusiasmo con que el país invadido participaba de los planes de aniquilación.

Ubicación del Muro del Guetto de Budapest