Museo del Diseño de Gante

El Museo de Arte de Gante nace de una iniciativa privada de un grupo de industriales y amantes del arte que se unieron en 1903 y crearon un “Musée des Modéles”.  Inicialmente, la colección consistía en unos cientos de excelentes ejemplos de muebles, cerámica, cobre y una gran colección textil. En 1922 se ubicó el museo en el Hotel Coninck, pues la extensa colección necesitaba más espacio. El museo se gestionó con una nueva dirección y se abrió a la venta al público, pero en 1958 la carga financiera fue demasiado y Gante se hizo cargo de la administración del mismo.

El Museo del Diseño que hoy os animamos a visitar abrió en 1992 en un luminoso espacio dividido en tres plantas. De todos los museos de Gante es el que da cobijo a una selección de la colección de diseño moderno y contemporáneo como exposiciones temporales. Si sois amantes del diseño en su más amplia extensión, en Buendía lo somos, no dejéis de acercaros a este hermoso rincón de la ciudad.

El Museo de Arte de Gante tiene la colección de Art Nouveau más importante de toda Bélgica. Esto abarca desde el trabajo de artistas flamencos como Henry van de Velde, Víctor Horta, Paul Hankar, Gustave Serrurier-Bovy y el orfebre y escultor Philippe Wolfers hasta creaciones del período de entreguerras representadas por el trabajo de los secesionistas vieneses, además de Albert Van Huffel, Huib Hoste, Le Corbusier, etcétera.

El recorrido por las salas del museo nos lleva a los años setenta y ochenta del siglo XX, donde encontraremos piezas de importantes diseñadores belgas como Pieter De Bruyne y Emiel Veranneman y de los los grupos más representativos del diseño funcionalista como Alquimia y Memphis. Muebles, cubiertos, vajillas, sillones, cerámicas, joyería, etc. Un verdadero homenaje a una de las disciplinas artísticas que mayor actividad registró a lo largo del siglo pasado.

Y todo esto sin olvidarnos de la posibilidad de detenernos antes las creaciones de Alessandro Mendini, Ettore Sottsass, Michele de Lucchi y muchos artistas más.

Una de las joyas del antiguo edificio del museo, que todavía es posible ver en su posición original, es una hermosa lámpara de madera diseñada por el escultor J. F. Allaert. Junto a esta, en los amplios salones decorados con seda en sus paredes, se exhiben candelabros de cristal originales del siglo XVIII. Especialmente curioso resulta el retrato del rey Luís XVIII, cuyo escritorio es uno de los objetos icónicos de la selección de muebles franceses.

Este museo es un lugar que tiene muy en cuenta las visitas de los niños, ya que aquí siempre hay algo pensado para las familias y para los más pequeños. Por ejemplo, si decidís acudir con los más pequeños, ellos podrán entretenerse con el “juego del museo” o participar en un divertido taller. Se trata de mantener la atención de los niños, que se sientan atraídos por la actividad del museo y, para ello, es esencial darles algo que les permita seguir el hilo. El museo tuvo una idea curiosa y eficaz: junto a las piezas más emblemáticas hay unas pequeñas figuritas de Playmobil, algunas penden de un hilo, otras se asoman detrás de una cucharilla o una cafetera. Se trata de un recorrido especial para que los niños participen y empiecen a interesarse por los museos.

Merece la pena echar un vistazo a los curiosos aseos para descubrir su estructura externa, en forma de un rollo de papel higiénico. El letrero que hay al lado “ de pot op!” (¡a la mierda!), tiene un doble sentido: el Museo del Diseño no recibió del Ayuntamiento presupuesto para hacer un edificio extra, entonces se decidió hacer esta obra de arte, que sí fue financiada y que constituye un corte de manga a la administración municipal.