Marruecos

Guia de viaje de

Marrakech

Qué ver en Marrakech

Repleta de contrastes, mágica y misteriosa, la Perla Roja del desierto marroquí se destapa como una de las ciudades más increíbles del norte de África. En Marrakech hay mucho que ver. De palacios a mezquitas pasando por mercados, jardines y rincones ocultos que siempre nos hacen viajar en el tiempo. Pero, ¿qué ver en Marrakech? Coge papel y boli, ¡no queremos que te pierdas nada!

La gigantesca plaza de Jemaa el Fna es una de las zonas más atractivas de Marrakech.

Hay que destacar también que, pese a tener muchos encantos, no te será sencillo el caminar tranquilamente por Marrakech. Los turistas lo saben, y las multitudes son constantes. Por eso debes tener bien claro cuándo y en qué momento visitar cada lugar. De este modo, conseguirás ver la esencia y tradición del lugar más multicultural de Marruecos.

Monumentos principales de Marrakech

Plaza Jemaa el Fna

No podíamos empezar por otro sitio. Esta plaza es el corazón de la ciudad, en el que se desarrolla el día a día de la misma. Seguro que pasarás varias veces por aquí a lo largo del día. Eso sí, pasarás de ver animales y puestos de zumo de naranja por la mañana a ver cómo se llena de puestos de comida nocturna cuando cae la noche. ¡La transformación es espectacular! 

El free tour Marrakech es ideal para poder descubrir todos los detalles de esta plaza cuyo origen es más bien incierto. Música, acróbatas, espectáculos… ¡La plaza siempre está animada! Quieras o no, acabarás sobre su suelo varias veces al día.

El Palmeral de Marrakech

¿Qué te apetece hacer en Marrakech? El Palmeral es un inmenso espacio que se encuentra en las afueras de la ciudad. Más de seis mil hectáreas de terreno en el que se levantan unas 100.000 palmeras. Un espacio paradisiaco ideal para un paseo en quad por el Palmeral o una ruta en buggy con degustación de té por Marrakech.

Más de 6000 hectáreas de palmeras plantadas por los almorávides forman el Palmeral.

Un taxi puede llevarte rápidamente desde el centro de Marrakech hasta el Palmeral para alejarte por unas horas del bullicio y disfrutar también de lo vibrante que es este destino. Además, durante tu actividad en el Palmeral, pasarás por muchas aldeas tradicionales, verás varios animales del desierto y te maravillarás con sus paisajes rojizos. ¡La puerta al desierto!

El Zoco de Marrakech

Es uno de los sitios en los que mejor te lo pasarás durante tu viaje. Al igual que en la Plaza de Jemaa el Fna, pasarás irremediablemente varias veces por aquí. De hecho, se entra por uno de los lados de esta plaza. El Zoco es como una especie de laberinto. Muchas calles, cada una con sus encantos, te hacen perderte entre productos y gastronomía local. ¿El mejor consejo? ¡Saber regatear!

En el Zoco de Marrakech encontrarás todo aquello que busques. En lo referente a comida, puestos callejeros, especias o frutos secos. También puestos en los que se vende ropa y otros donde las alfombras son protagonistas. No nos podemos olvidar, por supuesto, de la artesanía u objetos cotidianos típicamente marroquíes, como pueden ser los juegos de té. Dentro del Zoco hay calles que se especializan en determinados productos. ¿Cuál te ha gustado más?

Mezquita Kutubia

Literalmente significa ‘Mezquita de los Libros’, puesto que en la antigüedad estaba rodeada de un gran número de bibliotecas callejeras y otros puestos de venta de libros. Si eres de los que les gusta madrugar puedes entrar tranquilamente a su interior y echarle un vistazo, aunque también cuentas con la opción de hacerlo al atardecer, con la mejor postal de todo Marrakech en el horizonte. 

La torre de la Mezquita Kutubía, de 69 metros de altura, es la construcción más alta de Marrakech, por lo que se trata de un lugar visible desde cualquier parte de la ciudad. El acceso a la misma se encuentra restringido a los no musulmanes, aunque hay otras maneras de verla, como sus jardines o el patio exterior.

Tumbas Saadíes

No nos quieras entender mal cuando te decimos que uno de los lugares que no te puedes perder en Marrakech es un cementerio. Es uno de esos rincones escondidos de los que os hablábamos y que hasta hace bien poco todavía era un secreto porque ¡permanecieron ocultas durante siglos! Se dice que fueron construidas entre el final del siglo XVI y el principio del XVII, y que allí se encuentran los monarcas más destacados de la época.

Las Tumbas Saadíes se encuentran en un espacio cerrado, y hay más de un centenar de cuerpos que descansan allí. En el mausoleo principal se encuentra la tumba del sultán Ahmad al-Mansur, quien mandó la construcción del complejo. Un buen sitio para pasar parte de tu tiempo en Marrakech. Eso sí, ¡procura no ir en hora punta! El aforo es limitado, y cuando se llena te tocará esperar algo de cola.

Palacio de la Bahía

El Palacio de la Bahía es una de las maravillas más destacadas de Marrakech. Construido en el siglo XIX, las personalidades más destacadas de la artesanía y arquitectura participaron en su construcción, dando lugar a un inmenso espacio repleto de lujos. Desde que se inaugurase en 1900, el palacio ha vivido de todo. Fue desvalijado y reestructurado, aunque sus habitaciones se encuentran prácticamente vacías.

En el Palacio de la Bahía, lo realmente destacado es su arquitectura. Los techos permanecen intactos desde su construcción. ¡Dan la impresión de estar dentro de un barco al revés! Todos los mosaicos y materiales que los forman te llevan a esa Marrakech del siglo XIX, al igual que sus patios y jardines. Te recomendamos que no te pierdas el Patio de Honor, con unos 1500 metros cuadrados y recubierto de mármol y mosaicos. Por último, pasea por el Gran Riad, la parte más antigua del palacio.

Los Jardines de Marrakech

Cuando hablamos de los Jardines de Marrakech, lo hacemos de varias zonas en las que relajarse, refrescarse, y disfrutar de los mejores tonos verdes del desierto. También los azules, como en el Jardín Majorelle, donde se encuentra el Museo de Arte Islámico de la ciudad y en el que te encontrarás con las especies más exóticas de Marrakech. Tampoco se puede dejar escapar el Jardín Secreto, típicamente islámico, repleto de lujos, plantas y con elementos que logran llevarnos hasta la época medieval.

Un poco más adelante, en época de sultanes, se construyeron los Jardines de la Menara, donde tenían lugar varios encuentros románticos del propio sultán. Son 20000 metros cuadrados en cuyo corazón se encuentra el Pabellón del Placer, al que rodean olivos, cipreses y palmeras. ¡Y todavía queda uno más! Los Jardines de Agdal, refrescantes, tranquilos y con tres espacios bien diferenciados. Forman parte del Palacio Real, y son Patrimonio de la Humanidad.

Palacio El Badi

Es uno de los símbolos de poder de la ciudad de Marrakech. Construido en el siglo XVI, su línea de tiempo se asemeja bastante a la del Palacio de la Bahía. Fue construido por orden de un sultán, en este caso de Ahmed al-Mansur, y tras la muerte de este saqueado y desvalijado -¡se tardaron hasta 12 años en sacar todo lo que había dentro!-.

Pese a ello, todavía puedes acceder a su interior para ver sus suelos alicatados, mosaicos, columnas de oro, mármoles… También subir a la azotea, con unas vistas preciosas de toda la ciudad. En tu visita te recomendamos también que descubras los tres pabellones, sus patios y las galerías subterráneas, que en la antigüedad funcionaron como mazmorras y son todavía un ejemplo de la crueldad de aquel régimen.

Medersa Ben Youssef

Casi 1000 alumnos estudiaron el Corán en la época de mayor esplendor de la Medersa Ben Youssef. Esta institución, conocida también como Madraza, tenía el único objetivo de formar a la población en la enseñanza religiosa. De hecho, la frase que hay sobre su puerta principal ya te dará una buena pista de lo que allí se hacía y estudiaba. Pero quizás lo más interesante sea poder ver las celdas.

Las celdas son los espacios en los que los alumnos estudiaban. La Medersa Ben Youssef cuenta con unas 130, que se extienden a lo largo de los pasillos de la planta inferior y la primera planta. La sala de rezos o el patio son otros de los sitios más destacados de esta madraza, que por cierto también dio el salto a la gran pantalla. ¿Quién grabó aquí? ¡Ven y descúbrelo!

Alrededores de Marrakech

Hay tanto que ver en Marrakech que parece complicado el poder salir de la ciudad en algún momento del viaje. ¡Pero habrá tiempo de todo! Y es que sería una pena no aprovechar los magníficos alrededores de la Perla Roja marroquí. Al encontrarse entre el mar y las Montañas del Atlas, hay lugares muy interesantes y bonitos para visitar. Pero, ¿cuál debo elegir? ¡Por aquí te dejamos algunas pistas!

Essaouira

Es una de las ciudades costeras más importantes de Marruecos. Pese a estar relativamente cerca de Marrakech, no tiene ese agobio y barullo que muchas veces se forma en la Perla Roja marroquí. Aquí todo es mucho más tranquilo y pausado, así que ver y recorrer su historia y disfrutar de sus playas será toda una experiencia. Por cierto, muchos dicen que este es uno de los paraísos del surf en el país. ¿Será verdad?

Essaouira es tradición, gastronomía, historia y cultura.

Essaouira siempre ha tenido un papel muy relevante en el desarrollo económico de Marruecos y, sobre todo, de Marrakech. Se podría decir que era la salida al mar de la ciudad, y desde el siglo XIX, su puerto es el más destacado del país. Pero lejos del agua, lo que tampoco puedes perderte es su Medina, Patrimonio de la Humanidad, el Zoco o el Castelo Real, clave para entender los orígenes de esta ciudad. ¡Una excursión a Essaouira te destapará este destino!

Ouarzazate

Señoras y señores, ¡aquí tenéis la puerta a Hollywood desde Marruecos! Bueno, no a la ciudad, pero sí a las mayores estrellas del séptimo arte. El cine es protagonista en Ouarzazate, que además sirve también de puerta de entrada al desierto de Erg Chebbi. Desde los años cincuenta del pasado siglo, varios estudios de cine se instalaron aquí, de donde han salido películas tan exitosas como Lawrence de Arabia, Alejandro Magno o Gladiator. Impresionante, ¿verdad?

Todo ello, gracias a la construcción de los Estudios Atlas, promovidos por Mohamed Belghmi. Además de esto, la Kasbah es otra de las paradas clave dentro de la ciudad, escenario, por cierto, de varias escenas de Star Wars. Justo detrás se encuentra la Medina, con callejuelas laberínticas en las que ver la verdadera esencia de la ciudad.

Tinerhir

Se encuentra al sur de las Montañas del Atlas, y es una parada verde en medio del rojizo Desierto del Sáhara. Desde el siglo XX, esta ciudad cuenta con dos kasbah, una antigua y otra más moderna que ordenó construir Thami El Glaoui, conocido también como el Señor del Atlas. Ambas se encuentran relacionadas, en buen estado, y con muchas ganas de mostrarte cómo era la vida en tiempos pasados.

Además, Tinerhir es una de las pocas ciudades del sur del país que conserva su Barrio Judío, con casas hechas de piedra, adobe y barro. Y por cierto, pese a ser una zona desértica, ¡no te pierdas su palmeral! Parece raro, ¿verdad? Pues tenemos que decirte que es uno de los más extensos de la zona. Hablando de lo natural, cerca de Tinerhir se encuentran las Gargantas del Todra, con altas paredes que formaron las aguas del río Dadès.

Ait Ben Haddou

Patrimonio de la Humanidad, es una de las ciudades más bonitas del sur de Marrakech. Al igual que en el caso anterior, el elemento más destacado vuelve a ser su kasbah, con varias casas de piedra, barro y adobe separadas por callejuelas tradicionales perfectas para perderse. Era una de las paradas más importantes de los comerciantes que se movían entre el Desierto del Sáhara y Marrakech. 

El pueblo de Ait Ben Haddou se encuentra en una pequeña colina de unos 100 metros de altura y que protegen varias torres que se asemejan a un castillo de la época medieval. Un paseo por sus calles te permitirá asomarte a algunas de sus casas, donde se conservan elementos artesanales tradicionales de Marruecos, como vasijas de barro o vidrio artesanal.

Las Cascadas de Ouzoud

Quizás no haya paisaje en todo Marruecos como el de las Cascadas de Ouzoud. Cuentan con una caída de 110 metros, que a sus alrededores tiene algunas de las rutas más bonitas de los alrededores de Marrakech. Pero al margen de caminar, ¡también puedes darte un baño! Por cierto, no olvides de saludar y llevarte bien con sus adorables inquilinos, los monos de Berberia.

Este espacio se encuentra muy próximo a las Montañas del Atlas, y conocerlo es toda una obligación para los más aventureros. Nosotros te lo ponemos sencillo con una excursión a las Cascadas de Ouzoud en la que no te quedará nada por conocer. Por cierto, si quieres reponer fuerzas entre paso y paso o después de un chapuzón, en los puestos de alrededor podrás picar y beber algo.

Los Tres Valles

Ya hemos hablado mucho de ellas, pero todavía no nos hemos detenido a contarte todo lo que ver en las Montañas del Atlas. Hacen de telón de fondo de Marrakech, pero ahora serán el sitio en el que detenernos en nuestro viaje. Dentro de este sistema montañoso se encuentran los valles de Ourika, Oukaimden y Asni. Recorrerlos es una mezcla de tranquilidad, naturaleza y tradición.

En Ourika te asomarás a la cultura bereber, que tiene en la artesanía local una de sus mayores fuentes de vida. El Valle de Oukaimden es algo más movido y vibrante. ¡Aquí está la estación de esquí más grande de África! Pero si lo que buscas es quitarte las tablas y ponerte los playeros, te recomendamos una visita al Valle de Asni, donde sus caminos y senderos te llevarán a los pueblos más tradicionales de los alrededores de Marrakech. Por cierto, aquí está el Monte Toubkal, el más alto del norte de África. ¿Te lo vas a perder?