Si hay un plato que, viajes donde viajes, a todo el mundo le gusta y lo conoce, es la pizza. ¡Claro que se merece un día mundial solo para ella! Nos ha dado tantas alegrías… Es 9 de febrero y el horno ya está encendido. ¡Prepárate, que hoy pillas cacho!
Cuando hablamos de “viajes, donde viajes” lo decimos literalmente. De hecho, es de los pocos platos que se han comido ¡hasta en el espacio exterior! Probablemente, los extraterrestres harían de ella la base de su dieta, pero en este caso hablamos del astronauta italiano Paolo Nespoli que en 2017, mientras estaba en la Estación Espacial Internacional, comentó que la echaba demasiado de menos y, ¡pedido aceptado! Eso sí, costó un millón de dólares aproximadamente. ¿No había descuento en los gastos de envío?
El dinero no compra la felicidad, pero sí compra pizza, que puedes encontrar por hasta una sola moneda en muchos lugares del mundo. Aunque ya sabes que, como todo en la vida, siempre ha habido clases. ¿Cuánto llegarías a pagar por un antojo de esa masa redonda cubierta de queso y tomate? La más cara del mundo cuesta… ¡8.300 euros! Se llama Luigi XII, y fue creada por el cocinero Renato Viola.
La explicación del precio se debe a sus exclusivos ingredientes: harina ecológica, sal rosa australiana, langostas, tres tipos de caviar, ocho tipos de queso de calidad, coñac… ¡Una auténtica exquisitez! Y además, el propio chef te la cocina en tu casa y te regala una botella de champán Clos du Pensil 1995 Krug, valorada en unos 1.000 euros. ¡Nos tenemos que poner a ahorrar urgentemente!
Bien es cierto que, durante un tiempo, hubo una pizza que podría haber costado, agárrate a la silla, 380 millones de dólares americanos. ¿Cómo es posible? Resulta que hace unos cuantos años se utilizaron 10 mil Bitcoins para comprar dos pizzas con un valor de 41 dólares. Pero resulta, que unos años más tarde el valor de esos 10,000 BTC eran más de 300 millones de dólares americanos. ¡Esperamos que las saboreara bien! Un día memorable para todos los “bitcoiners” del mundo que todavía celebran el Bitcoin Pizza Day cada 22 de mayo.
Las curiosidades más sorprendentes de la pizza
Cueste lo que cueste, lo que está claro es que comer pizza es una experiencia y hasta ¡un espectáculo! Espera, ¿qué eso que vuela?, ¿es un pájaro?, ¿es un dragón? ¡No! ¡Es una masa de pizza volando por los aires en el Campeonato mundial de pizza acrobática! ¿El ganador? Ezequiel Ortigoza, un maestro pizzero de Lanús, que la lanza para arriba, para abajo, le da vueltas y la deja mareada y preparada para meter al horno. Y hay más torneos, desde 1991 se celebra el World Pizza Championship, un evento gastronómico en el que cada año compiten los mejores pizzeros del mundo en diferentes categorías.
¡Cómo no va a ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco! Bueno, pero no todas las pizzas, sino la auténtica, la primera, la italiana. ¿Sabías qué…? La pizza Margarita consistía en representar los colores de su bandera, con el rojo del tomate, el blanco del queso mozzarella y el verde de las hojas de albahaca en su decoración.
Mmm, se nos está haciendo la boca agua. ¿No te comerías una pizza gigante sin cansarte? Nosotros no tendríamos problemas en acabarnos los casi 1.300 kilómetros cuadrados de pizza que la cadena estadounidense Pizza Hut consiguió hacer para entrar en el Libro Guinness de los Récords. ¡Lo difícil va a ser como la dividimos! Aunque no hay problema porque los matemáticos nos lo han resuelto, tenga el tamaño que tenga. Y es que… ¡Tiene un teorema!
Si una pizza es dividida en ocho trozos, obtenidos mediante cuatro cortes que pasan por un punto común y forman un ángulo de 45º entre ellos, entonces la suma de las áreas de los trozos alternos son iguales. Traducción: ¡Enhorabuena, tocamos a un buen cacho por cabeza!
Sin duda, creemos que la pizza debería contar como parte de una dieta diaria porque, a ver, ¡lleva tomate! Y necesitas 5 frutas al día, o eso dicen… Y si no, siempre puedes tirar de la pizza hawaiana. ¡Abrimos el gran debate a nivel mundial! ¿Con piña o sin piña?
Primero aclarar que la pizza hawaiana no es hawaiana, valga la redundancia. En realidad, se lo inventó un cocinero alemán, Clements Wilmenrod, muy famoso en el país durante la década de los años 70. ¿A qué no lo sabías? Y ahora sí, ¿tú de qué equipo eres?