Italia

Los Idus de Marzo

5 de mayo de 2020

¿Alguna vez has escuchado la frase: “¡Cuídate de los Idus de Marzo!”? Pues tiene su origen en la Historia, en la manera que tenían los romanos de nombrar los días de su calendario, que difieren de cómo los nombramos en la actualidad. Y en un hecho que ocurrió el 15 de Marzo del año 44 a. C.

Estatua del emperador Julio Cesar en Roma
Estatua del emperador Julio Cesar

El calendario romano estaba condicionado para ser una herramienta religiosa, para especificar las fiestas. Los meses se dividieron en tres períodos: calendas (primer día del mes), Nonas (quinto o séptimo día del mes) e Idus (día 13 o 15 del mes), que corresponden respectivamente con la luna nueva, la media luna y la luna llena. Esto significa que los romanos no conocían la división en semanas, que en realidad no se impuso hasta el Emperador Constantino.

Durante la última República romana, el festival de año nuevo se celebraba en los Idus de Marzo y la gente se reunía para celebrarlo cerca de Roma, en la Vía Flaminia, a orillas del río Tíber. Brindaban con comida, vino y música y ofrecían sacrificios a la deidad romana Anna Perenna buscando un feliz y próspero año nuevo, nuestras “uvas modernas”.

Entre 222 y 153 a.C., los Idus de Marzo también señalaron el comienzo del nuevo año consular, en el que dos cónsules elegidos anualmente asumían el cargo de líderes de la República.

Asesinato de Julio César

En el año 46 a.C. Julio César fue nombrado Dictador Perpetuo. Un grupo de senadores preocupados por las inclinaciones monárquicas de Julio César, deciden conspirar contra él y asesinarlo, concretamente el 15 de Marzo del año 44 a.C.

El día previo al asesinato, la esposa de César, Calpurnia, había tenido supuestamente una pesadilla donde advirtió el asesinato de su marido. Dado que Calpurnia no era dada a supersticiones, se dice que el dictador decidió quedarse en casa y envió un mensaje al Senado para informarles de que la mala salud le impedía abandonar su casa para llevar a cabo ningún asunto público. Sin embargo, Décimo Bruto consiguió convencer finalmente a César de que acudiera a la cámara, ya que en pocos días iba a ausentarse del país y debía dejar los asuntos políticos convenientemente atados.

Hasta principios del año 44 a.C. César había contado con la protección de una escolta de auxiliares hispanos, pero los había licenciado como demostración de normalidad política en cuanto el Senado aprobó prestarle un juramento de lealtad. El 15 de marzo César acudió al Senado sin más protección que la compañía de sus colaboradores más cercanos.

Antes de que diera comienzo la reunión del Senado, los conspiradores se colocaron en torno al dictador fingiendo pedirle distintos favores, como por ejemplo, Lucio Tilio Címber, que había servido a las órdenes del César, le reclamó que perdonara a su hermano que se encontraba en el exilio. Mientras el dictador romano trataba de calmar al grupo, Címber tiró de la toga de César y mostró su hombro desnudo: era la señal acordada. Casca sacó su daga y le apuñaló, pero solo fue capaz de arañar el cuello del dictador. Según algunas versiones, César agarró los brazos de Casca y forcejeó con él intentando desviar la daga.

Vincenzo Camuccini - La morte di Cesare
Vincenzo Camuccini - La morte di Cesare

Julio César, no solo se defendió por unos segundos de los ataques, sino que fue capaz de sacar un afilado punzón y herir a varios hombres, al menos dos, incluido a Marco Bruto en un muslo. Tras el ataque, los otros conspiradores se unieron a la lucha, propinando a Julio César numerosos cortes. Sólo dos senadores intentaron ayudar al dictador, pero no consiguieron llegar hasta él.

Según algunas fuentes, Marco Bruto (hijo adoptivo de Julio César) fue uno de los últimos en acuchillarlo, con una herida en la ingle, y fue el momento en el que Julio César dijo su famosa frase: “¿tú también hijo mío, tú también?”.

De las 23 puñaladas que recibió se cuenta que sólo una fue mortal, la de Marco Bruto. Entonces Julio César se cubrió la cabeza con su toga de color púrpura en un último esfuerzo de mantener la dignidad y cayó desplomado junto al pedestal de la escultura de Pompeyo, su mayor enemigo.

En este momento el pánico se apoderó de la sala, los senadores que no habían participado en el ataque huyeron del lugar enseguida. Durante un tiempo, toda Roma quedó anonadada sin decidir si aquello era el comienzo de una nueva guerra civil o el origen de los festejos por la muerte de un tirano.

Después del anuncio de la muerte de Julio César se produjeron disturbios y ataques en la ciudad, sobre todo contra las viviendas de los conspiradores. En un plazo de tres años, prácticamente todos los conspiradores fueron ajusticiados.

La muerte de Julio César en el Senado está considerada como el punto de inflexión en la Historia de la Antigua Roma, marcando la transición de la República Romana al Imperio Romano. De ahí la importancia cultural de la referencia a los Idus de Marzo.

 

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