Sachsenhausen se construyó como el principal prototipo de campo de concentración durante 1936. Su ubicación privilegiada, cerca de Berlín, sirvió de ejemplo para la construcción de otros centros similares.
La función principal de estos espacios era el encarcelamiento y la ejecución de judíos y disidentes políticos, muchos de ellos holandeses que luchaban por la libertad, prisioneros de guerra rusos y algunos líderes políticos de los países que habían sido invadidos.
Las estimaciones sitúan el número de muertes en Sachsenhausen entre 30.000 y 35.000, con fusilamientos, ahorcamientos y exterminios. Además, se calcula que durante los 9 años que estuvo el campo de concentración de la capital alemana en funcionamiento, más de 200.000 prisioneros pasaron por él.
El complejo fue reconstruido tras la liberación por las tropas soviéticas, quienes lo utilizaron brevemente como cuartel. Actualmente, es un museo y centro conmemorativo de las víctimas del Holocausto, y uno de los momumentos los más visitados en Berlín, ya que está a solo 35 km del centro de la ciudad.
Al acceder a Sachsenhausen conocerás las escalofriantes historias que guardan las zonas donde hoy solo quedan algunas ruinas y restos de lo que en su día supuso una de las crónicas negras más turbulentas de la Alemania nazi.
En este caso, es importante recorrer este espacio con un guía para entender bien el contexto de lo que sucedía dentro de los barracones 38 y 36 que se recorren en la visita guiada, en la prisión o en la Torre E.
Se accede también a la fosa común, la cámara de gas y los hornos crematorios, una experiencia dura pero necesaria para comprender la enorme magnitud de los acontecimientos que marcaron un antes y después en la historia del país.
Aquí también tuvieron lugar horribles experimentos médicos que se revelarán en el trayecto y podrás identificar a los presos políticos más famosos que estuvieron en Sachsenhausen gracias a los tablones de exposición que todavía hoy se encuentran en el interior.
