Free tour de los misterios y leyendas de Segovia

El recorrido comienza en la plaza del Azoguejo, frente al Acueducto. Según la leyenda, una joven pidió al diablo que lo construyera para no subir más cántaros. Él aceptó. Estuvo a punto de lograrlo, pero una piedra quedó sin colocar al sonar la campana del alba. La muchacha se salvó. Hoy, aún se señala esa rendija.

Desde allí subimos al mirador de la Canaleja. Se dice que un soldado, por celos, arrojó desde allí a su rival. Nunca se probó. Pero en noches de niebla, algunos aún oyen un grito.

En la plaza de Medina del Campo, un acusado de herejía juró haber visto a la Virgen que lo protegía. Fue absuelto. Días después desapareció. Su nombre aparece, sin explicación, en una cripta cerrada.

En la Judería, se cuentan apariciones de una figura encapuchada que busca un pergamino oculto antes de la expulsión. Algunos aseguran ver luces en ventanas sin acceso.

El salón de Isabel II guarda la historia de una cortesana desaparecida tras reunirse allí con un alto cargo. La puerta se abría sola al anochecer. Nadie entraba.

La plaza mayor fue escenario de autos de fe. Se dice que un sacerdote perdonó a sus verdugos y que su silueta quedó grabada en una silla del Ayuntamiento. La silla no se movió durante décadas.

La calle Marqués del Arco esconde accesos sellados a túneles usados para espiar o escapar. Hay quienes creen que aún conectan con el resto del casco antiguo.

En las Canonjías, un clérigo rompió el toque de queda. Al volver, su celda estaba vacía. No pudo entrar. Desde entonces, se escucha rezar bajo la lluvia, al otro lado del muro.

Y el Alcázar. El incendio de 1862 lo arrasó casi todo, menos la sala del trono. Se cree que fue protegida por el espíritu de una reina encerrada por conspiración. Algunos la ven, de noche, tras la ventana más alta.

Si te apetece ver otra cara de Segovia, cuando el ruido baja y las historias suben, ¡únete al grupo!