Es aquí donde se encuentran algunas de las típicas tabernas irlandesas con más historia.
Muchas de ellas ofrecen música en directo con una gran variedad de instrumentos, desde guitarras y flautas hasta violines, para crear melodías clásicas de la zona.
También puedes pedir una pinta y probar una gran cantidad de cervezas artesanales. Esta atmósfera, cargada de diversión, se contagia por toda la localidad y se convierte en un atractivo turístico en sí mismo.
Muy cerca de esta avenida principal encontrarás la mayor parte de su patrimonio monumental. Entre los más destacados está la catedral protestante de San Nicolás, un templo dedicado al patrón de los marineros y que recuerda de nuevo la íntima conexión que esta ciudad guarda con las actividades marítimas.
Mientras paseas por el centro te encontrarás con el Arco Español, uno de los restos de la antigua fortificación, destino habitual de las embarcaciones de nuestro país durante los siglos XV y XVI.
El Castillo de Lynch o la estatua de Oscar Wilde y Eduard Vilde es otro de los principales atractivos que no te puedes peder si te encuentras en esta localidad.
Si no quieres perderte ninguna explicación sobre sus lugares de interés, puedes contratar un free tour por la ciudad. Junto al guía entenderás mucho mejor el significado y el contexto de las joyas que irás descubriendo a medida que avances en tu recorrido.
Una vez explorados los rincones mágicos, no dudes en visitar los múltiples tesoros que esconden los condados del oeste de Irlanda, entre los que sobresalen los Acantilados de Moher.
Acantilados de Moher, una de las maravillas naturales del mundo
Si te encuentras alojado en esta zona, puedes llegar en un vehículo privado o contratando una excursión a los acantilados de Moher desde Galway y despreocuparte de la carretera para desplazarte en un cómodo autobús.
El camino ofrece unas panorámicas espectaculares de la zona de Burren, conocida por su sorprendente paisaje kárstico, lo que convertirá este viaje en una experiencia todavía más especial.
Una vez en el destino, tendrás tiempo libre suficiente para recorrer sus salvajes senderos y fotografiar las formaciones rocosas, cuevas o chimeneas de uno de los enclaves más impactantes de Irlanda desde las alturas.
Algunos directores de cine ya vieron el potencial de estos acantilados y decidieron grabar aquí algunas películas tan importantes como La princesa prometida o Harry Potter y el misterio del príncipe, dos obras artísticas de gran renombre mundial.
