Su nombre proviene del latín "finis terrae", que significa "fin de la tierra", reflejando la sensación de estar en el límite entre la tierra y el mar. Uno de los momentos más especiales para visitar el Faro de Finisterre es al atardecer. Contemplar cómo el sol se esconde en el horizonte mientras las olas rompen contra las rocas es una experiencia mágica e inolvidable, por eso muchos de los tours que se acercan hasta este atractivo turístico lo hacen durante este intervalo de tiempo en un agradable paseo en barco.
Estos cruceros salen desde el puerto y durante el recorrido, además de unas panorámicas espectaculares, ofrecen la posibilidad de presenciar un avistamiento de delfines si las condiciones climáticas lo permiten.
El punto y final de la ruta jacobea
Desde su construcción en 1853 son muchos los peregrinos y turistas los que se han asomado hasta el punto más alto del monte Fancho para contemplar un embravecido Atlántico y las vistas a la Ría de Corcubión y la costa de Carnota.
Dentro de sus variantes, el Camino de Santiago también pasa por esta zona una vez que los viajeros llegan a la catedral para conseguir la Compostela. Desde aquí el viaje continúa hasta la que consideraba la parte más occidental de la península para, esta vez sí, completar esta aventura espiritual y regresar al lugar de origen con una energía y fe renovadas.
A pesar de su gran labor para evitar los peligros de uno de los mares más peligrosos de Galicia, en 1870 tuvo lugar un terrible naufragio, en el que 482 personas perdieron la vida. Debido a este terrible suceso se añadió una sirena, conocida como la ‘vaca de Fisterra’ para evitar en la media de lo posible posibles accidentes futuros y dar más potencia todavía a uno de los faros más famosos del norte de España.
Además de visitar el faro, es recomendable explorar los senderos naturales que rodean la zona. Puedes caminar por los acantilados hasta llegar a playas vírgenes o adentrarte en bosques autóctonos llenos de flora y fauna silvestre. La belleza natural de Finisterre te dejará sin aliento y te invitará a conectar con la naturaleza en estado puro.
Un enclave reparador
La zona del interior mantiene sus puertas cerradas, por lo tanto, no es necesario pagar entrada para visitar el Faro de Finisterre y disfrutar de la naturaleza, la arquitectura de este edificio construido a 138 metros sobre el mar y un entorno que llena de paz a todo aquel que lo visita, donde dejar que el viento nos devuelva las fuerzas, se lleve lo malo y deje entrar todo lo bueno.
Cómo llegar al Faro de Finisterre
Para llegar al Faro de Finisterre, puedes optar por diferentes medios de transporte. Si viajas en coche, tendrás que tomar la carretera que conduce hasta el cabo y seguir las indicaciones hacia el faro. También puedes llegar en autobús desde localidades cercanas como Fisterra o Muxía. Otra opción es caminar desde Fisterra a lo largo de la costa, disfrutando del paisaje marítimo en el camino.
