Entradas al Museo de la Patata Frita

Junto con el cremoso chocolate belga, las patatas fritas son, sin lugar a duda, uno de los productos más famosos y demandados en el país. Y es que, aunque a lo largo de los años, se han convertido en un producto extendido por todo el mundo, las patatas fritas nacieron aquí. 

Con la entrada al museo, que incluye además una audioguía en español, conoceréis cómo se importaron a Europa desde América los primeros tubérculos de patatas en el siglo XV, aunque no fue hasta el siglo XVIII cuando la patata comenzó a adquirir importancia en Europa. 

¿Te suena el agrónomo y nutricionista francés Antoine-Augustin Parmentier? Fue la persona que empezó a proponer la patata como una alternativa alimentaria. ¿Pensarían que estaba loco? En el museo descubrirás algunas anécdotas y curiosidades sobre él, y sobre cómo revolucionó la gastronomía.

¿Huele bien? ¡No te resistas! ¡Entra en el mundo más patatero del mundo y descubre por qué Bélgica es famosa por sus patatas fritas! Puedes probarlas, claro, y junto con varias salsas que te harán chuparte los dedos. ¿Te las comerás todas?

Mientras recorréis la Saaihalle, la vivienda del siglo XIV en la que se encuentra el Frietmuseum, conoceréis también cómo surgió la idea de freírlas y descubriréis varias recetas para preparar las salsas más ricas del lugar. 

Si vas con peques, acercarte a las pantallas interactivas, ¡van a alucinar jugando! Seguramente acaben soñando con patatas… ¿Preparados para un juego de rol? Pero, ¿cuál es el truco para cocinar unas buenas patatas fritas al estilo belga? Por ahora, guardamos el secreto, la respuesta está guardad bajo llave en el Frietmuseum y solo quienes lo visitan descubren su verdadera receta. 

Las colecciones dedicadas a preservar piezas de patatas para que se conserven en perfectas condiciones durante años no te dejará indiferente. 
Un mundo dorado y crujiente te espera en Brujas, ¡cómete la historia y también las patatas! Ñam, ñam.