Belém

El barrio de Belém está situado en la desembocadura del río Tajo, en la ruta que lleva a algunos otros puntos turísticos como Cascais o Estoril. Y aunque está un poco alejado del centro de Lisboa, como ya hemos dicho, en Belém se encuentran tres de los monumentos y edificios más importantes y conocidos de la ciudad.

Monasterio de los Jerónimos

Comenzó siendo una iglesia, la Iglesia de Santa Maria de Belém, construida bajo la orden del infante Dom Henrique para todos aquellos que atracaban sus barcos en las payas del Restelo de Lisboa, tuvieran un lugar para el culto. Unos años más tarde el rey don Manuel mandó construir un monasterio en estilo manuelino, un estilo exclusivamente portugués caracterizado por tratarse de un gótico tardío influenciado por elementos marineros y orientales. A él, al Monasterio de los Jerónimos, se trajeron numerosas riquezas de la India Alberga las tumbas de ilustres personajes como Vasco de Gama, Luis de Camoes o Fernando Pessoa.

Desde 1983 es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata de una de las joyas de Lisboa y de los monumentos más visitados.

Monumento a los Descubrimientos

Este monumento parece una embarcación que se adentra en el río Tajo, y está situado a la orilla de este. Se construyó en el año 1960, durante el régimen de Salazar, para conmemorar el quinto centenario de la muerte del infante Don Henrique. Los autores de la obra fueron el arquitecto Jose Angelo Cottinelli Telmo y el escultor Leopoldo de Almeida. En primer lugar, encontramos la figura que representa a Don Henrique, con una pequeña carabela en sus manos, y detrás de él 21 personajes relacionados con la época de los descubrimientos, distribuidos en dos hileras a ambos lados. El interior está dividido en 7 plantas. Un ascensor lleva hasta la 6ª planta, de ahí salen unas escaleras a una terraza desde donde se pueden contemplar unas magníficas vistas.

En el suelo de la explanada junto al Monumento a los Descubrimientos encontramos una rosa de los vientos representada en un mosaico, dentro de ella observamos un mapamundi que señala las hazañas de los navegantes portugueses.

Torre de Belém

Esta famosa torre formó parte de la serie de fortificaciones que mando construir el rey Manuel I para defender la costa portuguesa entre Cascais y Lisboa. Durante el reinado de Felipe II su función pasó a ser la de prisión y aduana, y en el siglo XIX sirvió como faro para los navegantes, gracias a una baliza luminosa que se colocó en lo alto de la torre. En el año 1982 se procedió a la restauración de la Torre de Belém, tras la cual fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En el interior podemos visitar sus cuatro pisos, destacando la galería en el primero. Aquí también contamos con una terraza desde donde tener una bonita panorámica.

Pasteles de Belém

Puede que hayáis oído hablar de los famosos pastéis de Belém, pero quizá lo que no sepáis es que los auténticos y genuinos solo los venden en esta pastelería del barrio de Belém. Estos sabrosos pasteles se comenzaron a elaborar en esta pastelería en 1837 a partir de una receta que les proporcionaron los monjes del Monasterio de los Jerónimos. Dicen que en la actualidad solamente 3 personas conocen esta receta, y no pueden decírsela a nadie, aunque tampoco debe nunca perderse. ¡Por eso estas tres personas no pueden viajar juntas en avión o comer del mismo plato!

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