Museo Groeninge

Su origen está en la Academia de dibujo fundada en 1716. Su núcleo inicial estuvo formado por donaciones de diversos artistas y fue creciendo a lo largo del siglo XIX.

El museo se encuentra en un palacete construido entre 1929 y 1930 sobre el terreno en el que antiguamente se ubicaba la abadía agustina de Eeckhout. Las dimensiones del edificio no son exageradas, facilitando al turista una visita rápida a través de las diversas salas del Museo Groeninge que se corresponden con las diferentes etapas pictóricas. Los primitivos flamencos del siglo XV, pasando por las obras de artistas de los siglos posteriores, destacando piezas maestras del Renacimiento (siglo XVI), otras de la etapa neoclásica (siglos XVIII y XIX), del expresionismo flamenco y el arte moderno de posguerra, pasando por obras del pintor impresionista René Magritte y llegando hasta nuestros días gracias a las exposiciones temporales de artistas contemporáneos.

El edificio tuvo que ser ampliado en 1994. Aún así, las dimensiones del edificio siguen siendo un tanto compactas para la colección del museo, de ahí que las obras expuestas se vayan rotando.

La joya de la corona del Museo Municipal de Bellas Artes (o Museo Groeninge) es la obra de 1436 de Jan van Eyck, "Virgen con el canónigo Van der Paele".

En el siglo XV, Brujas figuraba entre los principales centros de arte de Europa. Jan van Eyck, Petrus Christus, Hans Memling y Gerard David trabajarían aquí. Estos artistas, así como sus contemporáneos flamencos, eran conocidos como "primitivos flamencos". Sus cuadros se caracterizaban por una representación muy realista de los detalles y por la especial atención que dedicaban a reproducir los materiales. Los metales y las piedras preciosas reflejan la luz, mientras que la piel parece tan suave que da ganas de tocarla.

Fue gracias a la utilización de la pintura al óleo que estos artistas fueron capaces de demostrar tal genialidad. Mezclaban los pigmentos con aceite de lino y no con yema de huevo, como se había hecho hasta entonces. La pintura al óleo ya existía antes que los primitivos flamencos, pero fueron ellos quienes refinaron la técnica alcanzando una perfección sin precedentes, convirtiéndose en pintores célebres en todo el mundo aún en vida, algo extremadamente inusual en aquellos tiempos.

El nombre que se le da a este conjunto de artistas, primitivos flamencos, es cuanto menos, erróneo. Cuando hoy en día hablamos de flamencos solemos pensar que sólo nos referimos a aquellas personas que viven en Flandes, pero antiguamente esta denominación era más amplia, correspondiéndose con los antiguos Países Bajos, unos territorios compuestos por las actuales Bélgica y Holanda. Además, recibían el apelativo de "primitivos" al comparárseles con al arte renacentista italiano, considerándose el arte flamenco como una corriente antigua, oscura, propia de la Edad Media, es decir, primitiva.

A pesar de dicha consideración, los artistas flamencos estaban a la vanguardia de la pintura europea, junto con los italianos, pero con sus peculiaridades y su propia personalidad. La temática de la pintura flamenca era principalmente religiosa y social, donde el estudio de la perspectiva está en auge y las escenografías se planifican al detalle, representándose, por ejemplo, especies vegetales que ni siquiera existían en Europa, lo que denotaba el nivel de detallismo e investigación detrás de cada obra.

Es en esta época cuando los pintores dejan de ser meros artesanos que no firmaban sus obras, sino que estos pintores se convertirán en auténticas estrellas del arte, consiguiendo un considerable prestigio aún en vida, como sería el caso de los hermanos Van Eyck, Rogier van der Weyden, Hugo van der Goes, Petrus Christus, Pieter Pourbus, Hans Memling o Gerard David, entre otros.